Los pechos de mi mujer y mis enormes testículos
Fecha: 23/11/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... duchase, aduciendo que yo debía probar algo de lo que había recibido, ya que a ella la habían obligado a tragar cantidades ingentes de semen (el mío nunca lo probó, por cierto, supongo que lo imaginaría menos saludable por mi edad, cuarenta y cinco años en aquel entonces frente a los veinte de ella, y también por el intenso olor que produce al eyacular, algo que muchas veces me ha dicho que le resultaba muy animal). Por ello, tras despojarla de su arrugado vestido me encontré con el minúsculo tanga con el que había acudido a su cita, que llevaba empapado de sus jugos y crujiente por el semen blanquecino y reseco de los chavales que había acumulado en las horas previas. Al apartarlo encontré su vagina muy enrojecida, irritada y sudorosa, con los labios externos bastante abiertos e hinchados. Aunque no era un espectáculo tan estimulante como aquel al que me tenía acostumbrado, me apresté a ensalivarla aplicadamente con mi lengua y calmar el escozor que me dijo sentir, notando un gusto bastante salado y un tacto como de arenilla, que con anterioridad nunca había percibido. Imagino que se debía a los restos de semen que dejaron los chavales, muy secos ya, que estaban fuertemente pegados a la cara interna de sus muslos y al interior de su vagina. Conforme lamía, fue escurriéndose más semen desde su interior, este ya más fresco, en forma de hilillo, y me apresuré a degustar estos regueros, que dada mi calentura me supieron ya a pura miel. He de confesar que no me dejó luego ...
... penetrarla, como yo quería, debiendo conformarme con una paja realizada lentamente por sus expertos pies. De hecho, durante el resto de las vacaciones no logré inseminarla ya más, debiendo conformarme con mi nuevo papel de perrillo faldero y lamiéndola sin descanso. Fue ciertamente una experiencia salvaje y, a la vez, eróticamente reveladora, que me abrió definitivamente los ojos a otras formas de disfrutar del sexo en pareja. Los días siguientes, como podrán imaginar, los chavales siguieron con su acoso, especialmente cuando mi incauta amante les confesó, tras sus inacabables preguntas, que había hecho el amor conmigo tras regresar a nuestra habitación. Parece que les encantó el que yo limpiase con la lengua lo que ellos habían regado antes con profusión de semen, ofreciéndose con sorna a volver a rellenarla de nata para mi. Incluso se ofrecieron a preñarla, argumentando que era la forma ideal de dejarme grabados unos cuernos indelebles, algo que a ella le hizo mucha gracia pero afortunadamente descartó. No obstante, mi novia se negó con firmeza a volver a acompañarlos a su habitación, explicándoles que habían perdido su oportunidad por maltratarla tan zafiamente. Mientras tanto, el hombretón de color había acercado su hamaca a las de ellos y se acariciaba por encima de su amplio bañador el paquete, que se adivinaba de dimensiones espectaculares, mientras sonreía a mi novia con malicia. En un determinado momento observé que ella se levantaba para ir a los servicios, siendo seguida ...