Los pechos de mi mujer y mis enormes testículos
Fecha: 23/11/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tarea en la cual se extendían bastante, frotando a conciencia sus grandes pechos e intentando, cuando se daba la vuelta, colar sus dedos bajo el hilillo dental del tanga. Estas operaciones eran contempladas a distancia por el tiarrón negro, siempre sonriente, cuyo bañador evidenciaba la existencia de un mástil prominente, que trataba de disimular doblando hacia un lado, sin conseguirlo en absoluto. Tal era la paciencia de los chavales que al final consiguieron acceder a su más secreta intimidad y mi novia se vio obligada a cambiar la ubicación de su hamaca, para evitar miradas indiscretas. En su nueva posición, tras unos árboles, al poco reanudaron sus actividades y ella, finalmente, abrió lánguidamente sus piernas, dejándoles hacer. Según me contó luego, le provocaron uno de los orgasmos más fuertes que había tenido hasta entonces, advirtiéndome que si no tomaba cartas en el asunto no respondía de sí misma. En tanto sucedía esto, yo me encontraba cerca, camuflado, y me pajeaba furiosamente, como nunca había hecho con anterioridad, por lo que al reunirnos luego en el almuerzo, como de costumbre, no quise ni pude aplacar su calentura. Al tercer día mi novia, caliente a reventar, volvió a encontrar a los tenaces chicos en la piscina y, obviamente, ellos reanudaron su acoso concertado, hasta que lograron por fin gozar a mi amante esa misma tarde, con total plenitud y calma, durante casi cuatro horas en su propia habitación, una vez que yo le di a mi permiso para acompañarlos ...
... (luego me enteré de que la habitación era de los padres de uno de ellos, que habían salido de excursión). Ni que decir tiene que el mejor polvo de esas vacaciones tuvo lugar cuando mi amante regresó a finales de la tarde. Aunque, comportándose como una dulce harpía, según su costumbre, me hizo esperar hasta después de la cena, regada nuevamente con mucho vino, sobre todo en su caso, para poder saborear a fondo el morbo de la situación, que me relataba lentamente y dosificando los detalles. Por ello, tardé en saber que cada uno de los chavales había eyaculado en sus diferentes orificios, en penetraciones simultáneas por la boca y por detrás, al menos cinco o seis veces antes quedar exhaustos y dejarla regresar a mis brazos, totalmente escocida y llena de moratones, especialmente en sus adorables pechos. De hecho, según me contó pausadamente, con voz profunda y queda mientras me sobaba a conciencia mi torcido pene, en cuanto ella entró en la habitación habían saltado literalmente sobre su diminuta persona, mordisqueándola con saña a la vez y eyaculando en su boca nada más rozar ella sus penes con los labios. Yo llevaba ya tiempo deseando eyacular, debido a sus caricias desde que comenzamos la cena, y el imaginar la situación me impulsó a ello, pero mi amante retuvo la descarga con sabiduría, apretando fuertemente el pene en su base hasta que cedió la presión sanguínea y lo obligó a humillar la cabeza, para a continuación proseguir su relato y reanudar las caricias. Me contó que ...