Nunca sabes cómo acabará la noche
Fecha: 23/11/2017,
Categorías:
Primera Vez
Voyerismo
Autor: Lauer, Fuente: CuentoRelatos
... bailes. ¿Verdad mi niña? -le suplicó con la mirada. Mientras yo iba a por mí gin, Carla que no se hizo de rogar, accedió a la pequeña plataforma para iniciar su baile. Juan tuvo que apartarse para dejarme pasar y aprovechó la ocasión para acariciar mi cintura pretendiendo ser galante ayudándome. No dejó me dejó mucho espacio. Nos rozamos ligeramente, pero al final su mano resbaló hasta mi culo. La note caliente. Le sonreí. Javier observaba junto a Pedro, sentado en uno de los sillones, como Juan miraba mi culo descaradamente mientra me alejaba. .-Cariño tráeme otro a mí también. Regresé con los dos gin’s. Quería estar junto a mi marido y me senté con las piernas cruzadas sobre el brazo del sillón que ocupaba. Erguida, como estaba, mis pechos desnudos emergían con mayor claridad. Las medias, tensas por la postura, realzaban mis muslos. Aunque no quiera admitirlo, me sentía cómoda. Estuvimos hablando tranquilamente donde los halagos hacia mí persona eran continuos. Los elogios hacia mi sensualidad y belleza eran continuos, cada vez más calientes, más directos. Yo solo sonreía, agradecía los cumplidos y me dejaba adular. Era el centro de la reunión. Javier disfrutaba, lo sabía, era una situación propia de sus fantasías. Lo notaba también por su mirada. Hacia mí y hacia ellos. Por las caricias sobre mi muslo. Por esa mimosa mano en mi cintura que subía y bajaba hasta acabar acariciando mi culo. Por eso y porque me apetecía, decidí acompañar a Carla que seguía bailando para ...
... nosotros en el escenario .-Señores no está bien dejar sola a una dama. Tendré que abandonarles y reunirme con ella. – incorporándome. Carla que me había oído, gateaba sobre el escenario moviendo un dedo que decía, ven, ven. Todos lo celebraron. Subí al pequeño escenario. Al momento ocuparon los taburetes a su alrededor. Los cuatro verían muy de cerca el espectáculo que les íbamos a ofrecer. Empezamos bailando como hiciéramos en el show de la pista central. Ahora no eran insinuaciones, no era un “falso” espectáculo como el anterior. Hundiendo sus pechos en mi espalda, Carla cazó con sus dos manos los míos. Los masajeaba, los estrujaba. Yo apoyé mis manos sobre sus nalgas. Éramos un solo cuerpo retorciéndose al compás de la música. Nos besamos contorsionando nuestras cabezas. Lentamente una mano descendió hacia mi pubis. Primero tanteó sobre la minúscula tela en pequeños círculos. No la interrumpí. Un dedo inició su incursión bajo mi tanga. Lo movía de izquierda a derecha repetidamente. Con cada uno de sus recorridos se esforzaba más en ocultarse bajo el. Yo ya no estaba, para mí todo eran sensaciones abrasadoras. Tenía los ojos cerrados y me dejaba hacer. Sin esperarlo pero deseándolo, su mano acabó deslizándose por completo. Mis piernas flaquearon, o fue la torpeza de mis movimientos en un baile tan sexual. Yo ya no estaba. Por unos instantes había desaparecido. Escuché vítores y aplausos de los presentes, volví en mí. No descubrí el motivo de tantas exaltaciones hasta ver mi tanga ...