1. Cortometraje


    Fecha: 22/11/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    Una mujer y un hombre, jóvenes, desnudos. Están en el dormitorio de ella. En éste parece reinar cierto desorden. Hay libros abiertos sobre la cama, cuadernos también abiertos sobre un escritorio, la ropa de ellos en el suelo y el ordenador está encendido. Parece que la visita de él ha interrumpido el estudio de ella. Hay una ventana corredera. No está cerrada del todo, al igual que la cortina. La persiana está subida. El piso es un bajo. Son las nueve de la noche: Iluminados por una cálida luz, los labios de Iván se posaron en mis hinchados pechos desnudos. Recogí mi melena rubia en un moño alto y fijé mi mirada felina en Iván, extasiada: me excitaban tanto las caricias de Iván, sus besos... y si cerraba los párpados aún más, así que los cerré para dejarme llevar. Me gustaba mucho Iván; era el tipo de hombre que cualquier mujer podría desear: siempre atento a mi confort: jamás me pedía algo que yo no quisiera hacer, claro que a mí me apetecía todo con él. Volví a levantar los párpados para contemplar como su varonil tez iba colonizando mi cuerpo cuando de reojo, por una rendija de la ventana semiabierta, mientras las cortinas se agitaban por la suave brisa otoñal, vi la cara de un tipo que nos observaba. Yo estaba cerca de la ventana; así que agarré un extremo de la cortina y la corrí un poco más hacia el centro de manera que el voyeur tuviera una visión más amplia. Entonces miré al desconocido y me relamí. "Iván, fóllame, así, de pie, ¿quieres?", pedí; "¿Ahora?", preguntó ...
    ... él; "Sí, ahora, Iván, lo deseo tanto"... Iván se irguió frente a mí con la polla dura y hurgó con sus dedos en mi ingle hasta dar con la hendidura de mi vagina; después empuñó su polla y, fiándose del dedo que ya había introducido, me penetró con fuerza; yo solté un gritito y miré por la ventana. Allí seguía aquel tipo, mirando con más atención si cabe. Yo enredé una de mis piernas por detrás de las nalgas de Iván, quedando a la pata coja, lo que provocó que él me sostuviera por la cintura para no perder el equilibrio. Me daba bien, empujando su pene en mi interior certeramente, rozando mi clítoris, dándome gran placer. Yo posé mi barbilla sobre su robusto hombro, mordisqueé su oreja y le susurré: "Vamos, Iván, me haces tan feliz, córrete, córrete". Iván entonces aceleró sus arremetidas y comenzó a jadear. Me separé un poco y miré hacia el suelo para ver su cipote entrando y saliendo de mi chocho, lo que me ponía a mil por hora, y mi pequeño pie de uñas pintadas de rojo subido al empeine del suyo; en ese momento fue cuando, apoyando mis brazos en su espalda, como trepando, elevé la otra pierna y quedé completamente abierta. Entonces me acordé del que nos observaba y ladeé un poco la cabeza por ver si... pero no estaba. Llegue a un intenso orgasmo que me hizo proferir gritos muy prolongados, pues Iván me acabó con una furia inusitada en su empuje, sin duda debido al esfuerzo que le supuso tenerme enganchada tanto tiempo a su cuerpo, ya que yo no era ni mucho menos una mujer de ...
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