1. El semental de confianza -4 (Final)


    Fecha: 24/08/2019, Categorías: Infidelidad Sexo en Grupo Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... dijo que se retiraban. Subieron al automóvil de Ana. Condujo Claudia para no despertar sospechas entre los vecinos. Cuando llegaron a la casa de los padres, bajo ella primero. Abrió la puerta y pasó al vestíbulo. Ramón se reunió con ella segundos después. Se abrazaron y se besaron tras su frustrado encuentro días atrás. “¡Si supieras lo puta que resultó la intrusa de tu hermanita!”, fue lo primero que dijo Ramón, mientras Claudia se desnudaba. “¡Hazme tuya, toda, toda tuya!”, le respondió Claudia. Una vez desnuda, Ramón la cargó como si fueran recién casados y la llevó a la recámara de sus padres. “Le dije a tu señora madre que te iba a culear aquí”, dijo él, al entrar a la lujosa habitación. La lanzó sobre la cama y comenzó a desnudarse. Claudia se incorporó un poco para desfrutar mejor la vista de su garañón preparándose para hacerla suya, sin quitar su vista del enorme y obscuro pene que campaneaba entre sus muslos. La suerte de Claudia estaba echada: esa tarde acabarían sus planes de llegar virgen al matrimonio. Ramón se recostó a su lado y de inmediato, Claudia comenzó a mamarle el gigantesco tronco, deleitándose, sin la preocupación de algún intruso que frustrara sus planes. Tenía tres días más para darle rienda suelta a su reprimida pasión. Claudia se puso de lado, momentos más tarde. Ramón la encañonó en el ano con su ensalivado miembro, haciéndola sentir el éxtasis de una ardiente experiencia que fue truncada. Claudia tomó el pene con su mano, asegurando una suave y ...
    ... lenta penetración en el ano, mientras Ramón empujaba despacio pero firme, comenzando a sentir como la llenaba, disfrutando el dolor que significaba. Cuando la tenía ensartada a la mitad, Ramón se recostó sobre su espalda, trayendo consigo a Claudia, que dejó caer su cuerpo para quedar completamente empalada por el albañil. Claudia gozaba más que Ramón, repujando sus nalgas y moviéndolas en forma circular sobre la cadera del garañón, mientras el sentía en su pene el perfecto acople de su deseada cavidad anal, caliente, uniforme y sin barrera alguna que los incomodara. Como sus hermanas y su madre, estaban hechas a su medida. “¡Te quiero culear de perrito muñeca!”, dijo Ramón, “¡tal y como nos interrumpieron la última vez!” Sin permitir que saliera el pene de su ano, ayudada desde luego por Ramón, Claudia comenzó a deslizarse hacia el borde de la gigantesca cama. Se pusieron de pie, y luego ella se arrodilló. Ramón la tomó de las caderas y comenzó a darle, duro, firme, hasta que no podía penetrarla más, haciéndola gemir en indescriptible pasión mientras ella acariciaba su clítoris, hecho una sopa. “¡Inúndame, lléname de ti!”, grito Claudia al sentir su orgasmo llegar. Ramón aceleró un poco su bombeo y, entre gritos de ambos, comenzó a liberar su abundante carga dentro de la bella Claudia, quien, repujando su trasero contra él, se aseguró que el semen quedara bien sembrado en sus entrañas. “A tu hermana me la cogí un chingo de veces en un solo día. A ver cuántas veces te puedo ...
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