El semental de confianza -4 (Final)
Fecha: 24/08/2019,
Categorías:
Infidelidad
Sexo en Grupo
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... con la cabeza. Después del baño de rigor, pasaron a disfrutar de un saludable desayuno que Ana les preparó. ************************* La señora Patricia encontró a sus dos hijas desayunando con el albañil. Para su fortuna o desgracia, la madre de sus dos jóvenes amantes llegó con sus nietos, hijos de Ana. Ramón se sintió algo incómodo ya que la madurez y elegancia de Patricia se imponían, aun teniendo la certeza de lo que acababa de pasar. Saludó a sus dos hijas de beso y a Ramón simplemente le dio los buenos días, en un último intento por guardar su honor ante sus hijas. Ana salió de la cocina para estar con sus hermosos hijos. Patty la alcanzó minutos después, dejando a su madre sola con el albañil. “Estoy seguro que nos dejaran solos”, dijo Ramón a Patricia, “tú dirás que procede”. Patricia solo sonrió y tomó su mano. “Ya veremos”, contestó sonriendo, con experimentada calma. “¿Crees que los debemos dejar solos?”, preguntó Patty a Ana en la recámara de los niños, mientras Ana preparaba lo necesario para salir. “¿Qué si lo creo?”, dijo Ana sonriendo. “¡Tenemos que dejarlos a solas!”, agregó tajantemente. Las hermanas se entretuvieron un tiempo más, yendo de una recámara a la otra. “Ya saben a lo que vienes”, dijo Ramón al oído de su madura y bella amante, al tiempo que lamió su oreja. “Si tú estás lista, arrímame tus nalgas, súbete”, le dijo al tiempo que palmeaba sus muslos con ambas manos, invitándola. Ramón estaba sentado en la silla opuesta a la entrada con la mesa al ...
... frente. Patricia acercó su boca a la del albañil y se besaron. Se encendió de inmediato. Ramón metió su mano debajo de su falda y bajó su diminuto calzón, sintiendo como su vagina se derretía, mientras la devoraba a besos. Sin pensarlo mucho, Ramón bajó su pantalón y Patricia de quitó el calzón. No perdió tiempo en saludar su erecto pene, solo trepó en él y la penetró rápidamente. Patricia comenzó a moverse sin pensar mucho en sus hijas que estaban a pasos de distancia, y aunque ellas sabían, le daba una ligera preocupación que la encontraran en esa posición. “¡Oops!”, dijo sorprendida su hija menor al entrar en la cocina y ver a su madre sentada sobre el albañil, moviéndose rítmicamente, cubriendo por completo a Ramón, con una cara de lujuria que no le conocía. “Ya es tradición que esta cabrona me tuerza cogiéndome a una de ustedes”, susurró Ramón. Patty le sonrió a su madre y se dio la media vuelta. Le bella señora solo se deleitaba, tratando de contener los gemidos causados por el enorme tronco que tenía dentro de ella. “Ya tiene a mi mami ensartada en la cocina”, dijo Patty a Ana. “Tengo que ver eso”, contestó Ana. “No seas imprudente”, dijo Patty. “Dales su privacidad”. Pero Ana reiteró: “tengo que verlos. Si mi mami es tan puta de cogérselo aquí, con nosotros, es algo que vale la pena ver”. Ana y Patty se dirigieron a la cocina. Ramón estaba sentado en la misma silla que Patty lo dejó, pero en esta ocasión, solo se apreciaba la rubia cabellera de su madre mientras le ...