1. Celebraciones familiares: La boda


    Fecha: 20/08/2019, Categorías: Infidelidad Confesiones Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... empecé a estar bastante incómodo de tanto disimular mi erección. Vestido de traje el tema saltaba a la vista, por lo que el rato que no bailábamos tenía casi siempre una mano en el bolsillo sujetándome la polla. Fue entonces cuando me fijé. Parecía que a Piedad también se le marcaban los pezones bajo el vestido. A ciencia cierta debían ser unos pezones grandes, intensos y suculentos que ofrecían a la prima una inédita imagen agresiva, tentadora como el aroma del queso en un cepo para ratones… La mosquita muerta debía estar en esos días que a las mujeres les pica la entrepierna. Llegó un punto que al verme sonreía y sin más se acercaba dócil para que le sobara el culo. La muy pécora debía tener tantas ganas como yo. Ya a eso de las 6h. o así, no estoy nada seguro de las horas, los dos estábamos súper animados bailando canciones latinas en una esquina del local para no llamar la atención, con todo lo que eso conlleva… Yo hacía tiempo que no pensaba con claridad y me dejaba llevar por la testosterona. Al bailar la canción de moda de Luis Fonsi de pronto nuestros cuerpos se soldaron el uno contra el otro, por lo que ella tuvo que notar sin más remedio mi estado de total erección. Ya solo quedábamos los más jóvenes en la discoteca, y eran varias las parejitas que más parecían estar simulando un acto explícito que bailando. Cuando acabó y nos dirigimos a un rincón apartado a seguir con nuestra copa me soltó riendo sin más: ―Anda ponte detrás de mí… que nadie vea eso tan duro ...
    ... que me has estado restregando. Yo no supe que decir… ―Lo siento, creo que he bebido demasiado… ―me disculpé. ― ¡Vaya chasco! Yo creía que estabas pensando en metérmela… ―replicó Piedad con sorna. Nos reímos un buen rato. ― Bueno y ahora, ¿qué vamos a hacer?... Si no puedes bailar… ―me dijo zalamera. ― No te rías. Tú tienes la culpa. ―respondí con seguridad. ― Entonces, ahora la que pide disculpas soy yo… aunque no es que esté arrepentida. ―puntualizó haciéndose la interesante. ― Cómo sigas portándote así… tendré que darte unos azotes ― la avisé riendo. ― La verdad es que me encantaría, así que no sería un castigo. ―Piedad se puso la mano en la boca, alegre pero arrepentida de soltar todo lo que se le pasaba por la cabeza. ― Estoy cansada… de bailar ―puntualizó al poco rato― No creo que debamos quedarnos más… llamaremos la atención… Además, creo que te acabaré comiendo la polla aquí mismo… no va a ser apropiado, ¿no te parece? ― Por mí que no quede ―pensé, y sin decir nada la cogí de la cintura para ponerla de espaldas a mí, frente a la pared. Me puse a bailar detrás de ella y Piedad comenzó a frotar su duro trasero sobre mi erección. Eché una rápida ojeada para asegurarme que no había familiares a nuestro alrededor y me la saque con disimulo, detrás de ella, mientras bailábamos. Pronto tuve la mano de Piedad agarrando mi miembro, meneándolo y entonces le dije claramente. ― Hazlo. ― ¿El qué? ―pregunto ella. Me acerqué a ella y le grité. ― Pedazo de puta, ponte ahora mismo en ...
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