1. Celebraciones familiares: La boda


    Fecha: 20/08/2019, Categorías: Infidelidad Confesiones Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... me empapaba con una corrida inmensa, caliente y jugosa. Piedad me estaba poniendo perdido, y noté su coño contraerse estrujándome la polla suplicando mi leche. ― ¡Correte… por favor! ¡Correte! ―suplicó la primita, aunque no habría hecho falta. Mi hinchada polla ya estaba dando sacudidas rociando con espesos chorros de esperma sus paredes vaginales… Después de aquella locura nos limpiamos y vestimos rapidamente. Comprendimos la gravedad de lo que acababa de ocurrir y nos entró la cordura de repente. EPÍLOGO De camino a casa le conté a Piedad que dado el tamaño de mi polla en un primer momento no me extrañó que Teresa se negara a ofrecerme su culo. De hecho, hasta entonces yo sólo había sodomizado a una mujer, una compañera de trabajo flacucha aficionada a los azotes y masoquismo-soft. Si bien traté durante largo tiempo de convencerla no hubo manera de que me dejara ni intentarlo. Pasaron los años y yo daba por sentado que ella seguía siendo virgen por ahí. Fue quizás ese viejo embuste de la virginidad lo que mantuvo vivo en mí un rescoldo de esperanza, la esperanza de ensartarla entre sus nalgas, de abrirle el culo a mi amada esposa. Hasta que un día la suerte estuvo por fin de mi lado. Aquella noche coincidí por casualidad con el primer novio de mí ya esposa en sus años de universidad, un vanidoso maestro de inglés. Era una tarde de comida de ...
    ... empresa, él estaba de cumpleaños y entre ron y ron conseguí que se le fuese soltando la lengua. Según me contó, precisamente con su lengua hacía que una joven Teresa se derritiera en apenas tres minutos. Nos fuimos envalentonando como hacemos los tíos y entre risitas me contó que una vez se divirtió de lo lindo… ¡¡¡dándola por el culo!!! Estaban de fin de semana con otras amigas en una casa rural. Pero no sólo ellas escucharon con envidia sus gritos y gemidos mientras la enculaba con todas sus fuerzas, también la dueña, una señora viuda que vivía en la casa contigua se sonrojó al servirles el desayuno al día siguiente. La puta de mi esposa me lo había ocultado todo, haciéndome creer que no había mantenido jamás relaciones de ese tipo. Pero como le dije a Piedad, nunca es tarde si la dicha es buena. Ahora el culo moroso de mi mujer me paga puntualmente los atrasos casi todos los meses. CONTINUARÁ Avance: Celebraciones familiares: El cumpleaños de Carla. Resumen: Cuando Carla descubrió a su tía Piedad mamándole la polla a Roberto prendió entre sus piernas el meloso ardor sexual. A partir de aquel momento, la presencia del marido de Teresa hace que le tiemblen las piernas, le falte la respiración... y se humedezcan sus bragas. Gracias a Dios, María Luisa, su madre está atenta a los acontecimientos y dispuesta a hacer todo lo necesario por el bien de su hija. 
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