Poda 11
Fecha: 10/08/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: renegadomonti, Fuente: SexoSinTabues
... Pero ella no lo entendía así, ya que de verdad quería que esa verga a la cual ella le hablaba, se introdujera en su cuerpo y le diera la satisfacción que estaba necesitando en ese momento. Pao ya se había dormido agotada totalmente luego de haber experimentado por primera vez en su corta vida, tan solo 8 añitos, los fuegos y ardores del sexo producidos por la verga de un adulto incrustada en su cuerpito. Lara por fin comprendió que yo necesitaba descansar, y se tendió a mi lado, también totalmente desnuda, pero mi condición física no me permitía en esos momentos reparar en estos detalles que en otra oportunidad hubieran sido relevantes y condicionantes para desatar otro tipo de actividad que en la que en ese momento había comenzado a producirse. Me sumergí totalmente en busca del sueño reparador y solo recuerdo que cuando regresé a este mundo, estaba en la cama, en medio de dos niñas, que al igual que yo, carecían de ropas. Mi cerebro se fue acomodando y recordando todo lo que había pasado, y fui reviviendo los momentos anteriores. Miré a Lara que al igual que su hermanita permanecían completamente dormidas y desnudas. Lara se encontraba en posición fetal con una de sus piernas sobre mi cuerpo y su brazo derecho cruzado encima de mi pecho. Pao, bueno Pao se encontraba de espaldas sobre el lecho, con sus piernitas y brazos abiertos en cruz. De su boca manaba un tenue hilo de baba. Su cabello alborotado. Me apoyé en mis brazos y contemplé a Pao, y me parecía mentira, ...
... imposible que ese pequeño cuerpito, delgadito, menudo, hubiera podido soportar que yo le introdujera mi pija. Que para una niña de la envergadura física y la edad de Pao, era bastante grande. Sus piernitas separadas dejaban ver los labios de su conchita nuevamente pegados uno a otro, como si por allí no hubiera pasado nada. Pero estaba totalmente impregnada por mi leche y sus jugos propios, señal inequívoca que ese santuario había recibido la visita de alguien, de algo, y que este algo o alguien, habían dejado su huella, una huella por demás abundante ya que aún goteaba, lentamente por supuesto, hacia su culito, hacia la sábana, que había sido un mudo testigo de lo que allí sucedió. Extendí mi mano y toqué su panocha. Estaba pegajosa. Separé los labios de su vagina suavemente, y vi que su interior aún conservaba el rojo intenso que denotaba que había sido sometida a un apasionado y duro trajín. Vi algunos restos de sangre. Estos formaban grumos mezclados con mi semen. Seguía sin comprender como había soportado que yo le metiera casi toda mi verga, porque no fue toda, ya que un pedazo quedó fuera al no tener lugar en esa cavidad para alojarse en su totalidad. Con mis dedos seguí separando sus carnes, estas no oponían casi resistencia. Quería ver hasta dónde podía llegar con mi “inspección ocular”. En eso siento que Lara se despierta y me pregunta que estoy haciendo. Me da un poco de vergüenza decirle que estaba curioseando el agujero al que horas antes le había roto su “sello” y lo ...