La mama de Benito
Fecha: 01/08/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... ahí la historia de la nalgona, los compas del equipo no volvieron a mencionar nada, fue como si aquel grandioso culo hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Pasaron los años y los que hasta entonces éramos apenas unos jovenes calenturientos, sumamos algunos años y experiencias a nuestras vidas. Yo estaba por terminar la Voca, cuando una tarde al bajar del pesero la vi pasar. Era la nalgona!, en persona, llevando de la mano, Benito, se llamaba, según supe después. Luego confirmé que la nalgona tenía ya tres meses en Neza, que había regresado de su pueblo con todo y chiquillo, Benito, el hijo de alguno de los del equipo, o de quien sabe, en asuntos de nalgas no hay nada seguro. La cosa es que a pesar de que ya tenía novia y verija de planta –Alejandra me había acabado de aleccionar una tarde en el deportivo Plan Sexenal— sólo ver las enormes nalgas bamboleantes de la nalgona me produjo un significativo estremecimiento en la verga, fue como si al ver aquellas carnes reviviera en mi la experiencia vivida en un inmundo cuartucho de baño. Pronto los escasos cuates que me quedaban en la cuadra me pusieron al tanto: no, la nalgona no tenía, al parecer, verga de planta; no la veían salir con nadie, además del Borolas ni sus luces, traía pedos con la justicia y andaba huyendo; según, la nalgona vivía del sudor de sus nalgas, pero de tanto estar sentada frente a una máquina de coser; es más, ni a novio llegaba. Según. Paciente esperé la oportunidad, la abordé un sábado saliendo ...
... del taller de costura. Me saludó como si nos conociéramos de siempre. La invité a dar la vuelta, según, pareció meditarlo un poco, pero terminó aceptando, de camino en el micro me puso al tanto de su vida, puras pendejadas: que si Benito ya tenía casi cinco años y ya iba al kinder, que no se quería casar, "los hombres son unos cabrones"; dijo, que a mí varias chicas de la colonia me tenían echado el ojo "te haz puesto muy guapo, además estudias, pronto serás rico", según, y así por el estilo. Como no queriendo llegámos a la Alameda, caminamos platicando por avenida Hidalgo, mi intención era llevarla a un café musical, romanticón, pero, cosas de la vida –nunca me había percatado de ello—juntito estaba un hotel, ahí se metió la nalgona, conmigo de la mano, como no queriendo, como si supiera el camino, y pues bueno, nunca supuse que fuera tan fácil. La cosa fue que diez minutos después ambos estábamos sobre la cama, en tremendo faje, sintiendo que la ropa nos estorbaba, ambos hechos bola sobre la inmensa cama y cuando al fin pude meterme entre sus piernas su vocesita me suplicó "por favor no te vengas dentro de mi". Cogimos como locos haciendo brincar el colchón, mis manos atenazadas en sus tetas blancas y suaves, mientras que los vientres chocaban y sus piernas descansaban en mis hombros, ella se vino primero bufando ruidosamente por la nariz y gimiendo un largo "aaaaahhhhh". No se como hice para contenerme, pero cuando le llegó su segundo orgasmo y mi verga entraba y salía ...