Una historia violenta
Fecha: 25/07/2019,
Categorías:
Incesto
BDSM
Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos
... salado, no sé si por el semen del negro pero igual no quería parar de chupar. -Bueno, para. Ahora los vamos a dejar atados como para que no llamen a la policía, no los voy a matar. Pero si me entero que llamaron lo hago. Dame la mano. Le doy la mano y la toma con fuerza, yo pensaba que la iba a atar con la soga, pero no. -Dale puto métesela. Yo me trato de resistir pero presiona el revolver sobre mi cabeza. Apoyo la punta de mis dedos sobre el ano y trato muy despacio de meterlos adentro, pero el negro empuja desde mi codo con fuerza y le meto toda la mano adentro, mi madre grita, mi brazo queda atrapado y puedo sentir la presión de su esfínter sobre mi muñeca. No lo podía creer, en esa posición nos comienza a atar con las sogas muy fuerte casi no nos podíamos mover. Ella inclinada y yo con la mano adentro del culo, atados a la mesa. Cuando terminaron nos advirtió que no llamásemos a la policía y luego se desvanecieron en la noche. Cuando el silencio empezó a envolvernos, mi madre trataba de decir algo pero no le podía entender, todavía estábamos con las bocas tapadas. Yo no quería mover la mano que tenía dentro suyo, no quería lastimarla más, podía sentir en pleno su temperatura corporal, unos 37 grados centígrados que calentaban mi brazo como en una tarde de verano. De a poco fui aflojando mi otro brazo y logro desatar las sogas. Cuando logro liberar esa mano me saco la tanga que tenía en la boca y le saco el guante que tenía ella en su boca. -Perdón, perdón, no te quiero ...
... lastimar -No hijo, no te tengo que perdonar nada. Saca la mano despacio, no tengas miedo. Le hago caso, lo voy retirando lentamente, no podía creer que haya entrado mi mano entera. El ano comienza a elevarse como un volcán, noto unos pequeños cortes en la piel de donde brotan unos hilos de sangre, sigo tirando y puedo sacar la mano junto a un ruido muy semejante al descorche de una botella. El ano estaba completamente dilatado, era un agujero enorme, no volvía a su forma anterior. Mi madre gira y me abraza con fuerza, mientras lloraba. -perdón hijo, perdón. -Voy a llamar a la policía. -¡No! ¡No! No podemos, sería humillante, me da mucha vergüenza. -Pero puedo llamar a la tía o al doctor. -No hijo, no. Me vas a tener que hacer un favor, si es que quieres. -Si como, no. -Me vas a tener que curar. Mi madre me estaba pidiendo, casi suplicando, con esos ojos verdes irritados por las lágrimas que la ayude, era imposible negarme y algo que me excitaba muchísimo. -me voy a duchar y voy a mi habitación, luego te llamo. Así como estaba, desnuda con sólo una remera, se aleja caminando con dificultad. La imagen de ese hermoso culo de donde salían unos finos ríos de sangre hacia los pies, era lo más hermoso que vi. Pensar que hasta hacia un rato lo estuve chupando con ganas. Me quedo limpiando los restos de la faena, escucho que cierra la ducha y se dirige a su habitación. -¡German! Salgo corriendo hacia la habitación. -Sí ma. -Me puedes ayudar, creo que tengo lastimado el ano, me sale ...