Mi esposa se libera
Fecha: 25/07/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mucho más. Cuando estás caliente, deseas ser penetrada lo más profundamente posible, con el aparato más grande que puedas soportar, que te toque toda, las paredes, el clítoris, el fondo, ojalá te duela un poco, le pone un sabor adicional de lujuria. Ojalá fuesen dos...; interrumpió su relato al darse cuenta que los mozos y el barman la estaban mirando embobados. Su falda se había subido dejando al descubierto sus preciosos muslos que terminaban en un triángulo negro que se perdía tras su calzón semi transparente; su blusa se había desabrochado mostrando parte de sus apetitosos senos, e intermitentemente sus pezones, al moverse gesticulando lo que estaba explicando. El barman le preparó otra "margarita", ésta vez con mayor cantidad de tequila que las anteriores y se la envió con un mozo. Nerviosamente, se la sirvió, no sin antes aprovechar la oportunidad para mirar toda su anatomía y deleitarse con ello, y tocar sus manos y brazos al pasarle la copa. Mi esposa, no sólo se dejó acariciar, sino que además alzó su brazo para permitir un agregado adicional, cosa que el mozo no trepidó en proporcionárselo. Susana, al darse cuenta de la situación, le solicitó a Isabel, mi esposa, que continuase con el relato, a objeto de detener lo que ya parecía inevitable. El resto de las mujeres se servían los entremeses y participaban pendientes de los acontecimientos, probando también, los deliciosos tragos que les preparaban con dedicación y un poco de malicia. El ambiente iba aumentando en ...
... temperatura y acción. Cada vez que se servían algo, todas la mujeres aprovechaban de mostrar sus mejores posiciones, para que los hombres de la habitación se fueran incentivando hacia "favores especiales", totalmente fuera de sus contratos. Isabel continuó su relato, no sin antes mirar lascivamente al mozo que no quería soltarla. Escucha Susana, le dijo, cuando llegue el momento podrás probar lo que te estaba contando. Por ahora, ten la certeza que te lo puedes tragar, comer y saborear, por donde quiera tu cuerpo, conforme estés deseosa de hacerlo. En esos momentos Isabel estaba inmersa en pasiones que nunca había vivido, estaba aletargada, un poco mareada, se sentía alegre, despierta, viva, como despertando a experiencias no vividas y muy deseadas. Oye, le dijo al mozo que le había servido la última copa, ¿Cómo te llamas?. Ramiro, respondió el muchacho. Acércate a mí, necesito demostrarle a Susana lo que se puede hacer con ese aparato. ¿Me podrías ayudar?. Susana no podía creer lo que estaba escuchando y tuvo algo de temor. El resto de las mujeres incitó a Isabel a mostrar sus "cualidades". Todas sabían que nunca había sido infiel a su esposo, y que era pasiva ante grupos donde se conversaba de sexo. Estaban admiradas que ella tomara iniciativas sexuales y aun con desconocidos y peor, ante un grupo de amigas. Ramiro, se acercó y empezó a acariciarla suavemente. Primero en sus brazos, subiendo hasta su cuello, besando sus senos aprovechando el descubierto que ya tenía. Isabel ...