mi esposa me engañaba segunda parte
Fecha: 22/07/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Aquí está la segunda parte del relato de mi esposa me engañaba, quise poner una foto, pero parece que el formato no lo permite. Espero que lo disfruten. Las historias eróticas, según parece, solo son historias de gente con cuerpos de dioses o con ciertas características físicas, como nalgas de concurso, pechos firmes, abdomen de lavadero o penes enormes. Pero en la vida real, en esa vida que todos nosotros vivimos, fuera de las revistas y los relatos fantasiosos que leemos en el internet, la verdad es otra y los protagonistas, somos personas que a lo mejor podríamos pasar desapercibidos en las redes sociales o en un casting para una revista. Esposos o esposas con cuerpos imperfectos, pero con historias que sobrepasan con mucho a la fantasía. Les conté antes de lo que sucedió cuando descubrí por mala suerte, que mi mujer me engañaba y les prometí, seguir relatándoles la historia. Pues bien aquí continúo. Luego del incidente en la discoteca con aquel muchacho tan joven, que podía haber sido hijo de mi esposa, las cosas estuvieron muy tensas. El enojo de mi esposa era tan grande y creo que no era por otra cosa, sino porque la dejé en el día de nuestro aniversario, en una disco, abandonada. Aunque en verdad ella lo gozó y si he de ser sincero, yo disfruté mucho verla gozar, ella parecía creer que necesitaba mantener esa postura en la que ella era la víctima. Tantas veces había utilizado ese recurso para hacerme sentir mal, que ahora yo me sentía bien de saber que ella quería ...
... hacerme sentir mal. Dos noches después del incidente ese, mi mujer entro a bañarse, entro desnuda y sus pechos, a los cuales la gravedad y las faenas de sexo ya los estaba agobiando pero mantenían su sensualidad, los llevaba a la vista. Ella no se percató que yo estaba en el baño y se asombro un poco al verme allí adentro. Tenía en sus pechos, moretones derivados según yo, de los estrujones que le dio aquel chamaco en la discoteca. Le pregunté que qué le había pasado en los pechos y ella se sonrojo y se cubrió con la toalla. Me dijo que no sabía y que iba a ir con el médico, porque ese tipo de moretones se dan cuando hay problemas circulatorios. –Ok—le dije y acoté, --deberías de ir pronto, eso puede ser peligroso. Si querés te llevo hoy…-- Claro, ella no quiso que la llevara y me dijo que otro día iba a ir pero sola. De verdad ¡Que mentirosa era! Y sabía hacerlo. Mientras los días pasaron, su furia se fue opacando, pero mi venganza placentera, iba tomando un matiz diferente, pues ya mi mente estaba aceptando que yo necesitaba un resarcimiento, por todas las mentiras que me había dicho. Una noche, me acerque a ella y le dije que me disculpara por lo mal que la había hecho sentir y que comprendía que ella no se lo merecía y por lo tanto estaba arrepentido por lo que había sucedido. Ella aceptó con muy buen grado mis disculpas y me premio por mi buena acción, con tener relaciones sexuales con ella esa noche. Cuando la vi que casi estaba por llegar al orgasmo, me detuve de un solo y ...