Preñada
Fecha: 07/11/2017,
Categorías:
Voyerismo
Infidelidad
Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos
... por ella. Pobre muchacha, ya había pasado por mucho. Además yo, a mi edad, debería parecerle un abuelo. Aunque, cada que la miraba... «Cada día te pones más chula, Alhelí», así pensaba. Alhelí era sin duda la muchacha más hermosa de Villa Paraíso. Desde que su cuerpo empezó a desarrollarse, fue una chica que atraía las miradas. De por sí de bello rostro, cuando la naturaleza la premió con el desarrollo de sus sensuales curvas, fue un agasajo para la mirada del observador casual que se la topara. Yo la conocí desde cuando aún usaba el uniforme propio de los estudios secundarios. La ajustada falda le remarcaba sus ensanchadas caderas que iban en pleno progreso, prometiendo apenas lo que los años traerían al fin. Su bien formado trasero la hizo foco de atención a tan bella hembra desde muy joven. Las facciones de su rostro tampoco pasaron desapercibidas. Tez suave; labios carnosos por propia natura; ojos sonrientes y una risita lúbrica de niña traviesa la definían con dulzura. Aún como colegiala, para un observador juicioso, no era un misterio el futuro de dicho germen. Dentro de pocos años se convertiría en toda una mujer que desearían la mayoría de los hombres. Era obvio que, dentro de poco, los varones que hasta ese momento sólo se detenían por la tierna edad de la chiquilla, se le irían encima impulsados por los más básicos deseos de la condición humana. Y así fue. No obstante, fue un chico, no mucho más grande que ella, quien finalmente la desvirgó, y ese fue Emilio. ...
... Frente al embrujo de alguna noche estrellada y despejada, propia de Villa Paraíso, los amantes dieron rienda suelta a su pasión por vez primera. Sus ganas de entregarse el uno al otro se saciaron. —¡Ay amor! ¡Amor mío! —seguro le dijo Alhelí a su novio, mientras lo montaba impetuosa, salvaje. Ambos eran jóvenes; llenos de vida, de sueños. Todo les parecía luminoso y no había preocupaciones a su derredor. Sin esfuerzo puedo ver a la hermosa subir y bajar sin cesar, la primera vez que lo montó. Él fue quien, desde la primera vez y sin previsión alguna, se vació en su interior. El caliente esperma de aquel muchacho colmó más de una vez el cáliz natural de la jovencilla. Ella, de seguro, se sentía muy feliz al recibir aquel líquido calientito proveniente de los testículos de su amado. Alhelí lo adoraba y estaba plenamente segura de que con él tendría un futuro lleno de felicidad. Es así que lo montaba con una pasión desbordante; se dejaba penetrar dócilmente empinada y se le abría como fruta fresca expuesta a ser lamida. Pero tras unas cuantas noches de pasión... —Tengo algo que decirte —probablemente le dijo ella. —¡¿Qué?! ¿De qué hablas? —seguramente contestó él, después de que Alhelí le comunicara lo de su embarazo. Pese al primer momento de sorpresa ambos llegaron a un acuerdo. Los dos trabajarían y sacarían la situación adelante. Hicieron frente a sus familias, y fue así que se casaron. Humildemente, pero lo hicieron a toda regla. Ella comenzó a trabajar en una tienda de ...