Por quedarnos con las ganas
Fecha: 20/07/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Por alguna mueca del destino, mi mejor amiga y yo nos vimos envueltos en resolver aquello que se nos privó, se nos quedó traspapelado en el tiempo, o simplemente no teníamos el tino, las fuerzas o la experiencia por cumplir todo lo que en silencio nos profesábamos. Mi nombre es Ariel, hoy tengo 30 años, estoy casado, vivo en La Matanza y tengo dos hijos. A diario me junto con amigos, juego al fútbol de forma amateur, voy al cine con mi esposa, defiendo mi puesto en la empresa en la que trabajo hace 9 años y, se puede decir que todo está bajo un cierto orden. Pero, Natalia, una de mis amigas de la adolescencia, con quien jamás perdimos el vínculo, se casó con un tucumano y se fue a vivir con él a la capital de esa provincia. A Nati la conocí en un boliche. Yo tenía 18 y ella 15, pero nos gustamos desde el primer momento. Solo que ella era extremadamente religiosa, muy apegada a las costumbres familiares y re contra conservadora. Yo, era un tiro al aire, aunque todavía era virgen, bastante indeciso para elegir una carrera universitaria, y fiel a salir con los pibes todos los fines de semana. Conocí a su familia, estuve en su cumple de 16, compartimos varios asados y reuniones con sus amigos en los que nos cansamos de jugar a las cartas y tomar mates, y a pesar de todo esto, ninguno se animaba a hablar con el otro. Además ella era chiquita, inocente y casi imposible. Sucede que la semana pasada ella vino a visitar a su familia, y de paso estuvo en casa para recordar viejos ...
... tiempos. Mi esposa la conoce y confía totalmente en ella. No había ni un resquicio de aquellos sentimientos juveniles pensaba yo. Pero evidentemente me equivoqué. La segunda noche que estuvo en casa, dado que preferimos que se quede a dormir en lugar de que ande pagando alojamiento, nos fuimos al patio para charlar de un sinfín de cosas. Mi esposa estuvo no más de media hora, porque se caía de sueño. Entonces, se fue a la cama, medio quejándose por todo lo que tenía que hacer al día siguiente. Nosotros la seguimos hasta las 6 de la mañana. Y entonces comenzaron sus confesiones, en cuanto abrimos el tema de la pareja y el sexo. ¡te va a parecer mentira, pero yo con Nico casi que no cogemos… llega siempre reventado de laburo, y por más que yo me haga la loca y le toque el pito y todo eso, nada che… y vos, con Vero, todo bien?! Le dije que más o menos, pero que ella siempre está dispuesta, que hace poquito habíamos experimentado por la colita, y que eso renovó un poco más la pasión. Que el amor y el cariño está más que intacto, pero que tener hijos, eso es un dilema. ¡el otro día encontré algunas cartas que me escribiste… me acordé de muchas cosas… sentí de nuevo algunas cosquillitas y, te juro que imaginé que bailábamos bien apretados como cuando cumplí los 18 en el club del barrio, y tu pija se re pegaba a mi entrepierna… ya sé que pasó el tiempo, pero cómo me mojé esa noche! Tuve que pajearme en el baño para sacarme un poco la calentura, porque sino creo que te violaba ahí nomás!, ...