El cliente siempre tiene razón
Fecha: 14/07/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Infidelidad
Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
... reponerse del éxtasis del intenso orgasmo. Aproveché para extasiarme en la visión de ese cuerpo espléndido, atravesado por el tropel de la lujuria caminándole por encima. Volvió en sí, retomó la mamada, cuando consideró que estaba como le gusta, me montó, con la poronga dentro de ella, de golpe, dijo que la sintió llegar al estómago. El golpe la hizo quejar y parar, pero de inmediato emprendió el galope, con todo hasta llegar a otro furibundo orgasmo. Me sentía poderoso, la pausa me permitía aguanta por más tiempo. Esperé que terminara de estremecerse, para moverme yo, desde abajo se la entraba. La di vuelta, entre sus piernas se la mandé durante un buen rato, cambiamos de posición. Ahora, ella boca abajo, yo encima, entrado por la concha, bien profundo. Qué poderoso soy, así me sentía al llevarla por tercera vez a otra profusa acabada. No le di respiro esta vez, acababa y la seguía empujando con todo. La forma de exteriorizarlo indicaba que se superaban a la anterior. Entretenida en su placer, sin consultarla, voy acariciando con el dedo ensalivado la tentadora puertita trasera, con el dedo mojado en sus jugos voy abriendo el camino sin retorno para hacerle “el marrón”. Se da cuenta de lo que estoy pensando. Acertó, y como preguntando dijo: - Por la cola también? - Si no te oponés, lo hacemos "completito". - Pero con cuidado, lo probé un par de veces, pero no era tan gruesa, me asustas… Le aseguré que lo trataría con cuidado y esmero. Un dedo entró en esta puertita, para ...
... mojar el interior, así varias veces hasta que entendimos que ya era el momento. Durante este jueguito, no dejé de moverle el choto en la cachucha. Cambié la conchita por el ano, empujé la cabeza y entró, otro poco más, la cabeza ya está toda adentro, el resto fácil. Con todo adentro, me sentía el rey de la creación, la tenía ensartada, quejosa y jadeando se accedía resignada a sentir como se dilataba el ano. Se quejaba, decía que dolía, tampoco le creí demasiado, es parte del juego de erótico. Disminuí los movimientos, para prolongar el placer de la penetración, alternando con acelerar a todo motor. La culeada que le estaba dando, abría nuevas puertas al placer, desconocidas en ella. Cuando aceleré el ritmo comprendimos lo que estaba por suceder, algo por demás sabido, pero distinto. Llegó el momento. Un quejido ahogado, me salía de bien adentro, acompañó a la profunda entrada de pija para largar tanta leche dentro del culo. Gritó, asociándose en la acaba. Seguí moviéndome en su culo con más fuerza y menos ritmo, con espasmos, para sacarme el resto de semen. Demoro en sacarla, al realizarlo sale con un poquito de sangre, producto de algún leve desgarro producido por la violenta culeada. Descansamos lo suficiente, era necesario. Avisé a casa que iba a regresar un poco tarde, una reunión con un cliente nuevo, seguro se prolongaría demasiado. Restauramos fuerzas con algo de bebida, tuvimos otra sesión de sexo. Quedó cansada y satisfecha. Acordamos que mientras el “gato no esté, los ...