1. El cliente siempre tiene razón


    Fecha: 14/07/2019, Categorías: Sexo con Maduras Infidelidad Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... los pies y los tobillos, subo por el interior de los muslos produciendo una inmediata respuesta en jugos vaginales. El delicioso aroma de su conchita llena mi nariz, solo fue necesario llegar al clítoris y dedicar unas pocas lamidas para hacerla llegar a un orgasmo, que le aliviara su deseo insatisfecho. Se le nota la codicia por retener las sensaciones que produzco en ella, debatirse en el placer del juego erótico y la urgente necesidad de entrar en acción. - Por favor, por favor, para, me estás matando, sollozaba en el trance insoportable del placer. Me contuvo en un abrazo, sentía que se ahogaba en el gemido contenedor de mi exploración por su cuerpo, estaba siendo atravesada por las sensaciones de un intenso orgasmo. Algo más serena, me abrazó, con apasionada ternura, diría que agradecía el efecto liberador del orgasmo que la tomó por sorpresa. Se sintió tocada en su emoción, necesitó compensarme, devolución de atenciones, bajó al miembro, se lo metió en la boca con tanta intensidad que me lastimaba con sus dientes, chupaba y lamía como una poseída, por la forma y el modo de mamar se notaba su pobre experiencia, pero al mismo tiempo aportaba la riqueza y sabor de la espontaneidad y sobre todas las cosas dedicarme ese momento de agradecido placer. Nos abrazamos, las bocas en comunión, sus turgentes pechos pegados en los míos, su pubis recibiendo la presión de la pija enhiesta, enardecida buscando alojarse en su sexo. Acomodo su cuerpo para que la verga encontrara el ...
    ... camino con facilidad. Por lo mojada, resulto fácil, en dos o tres golpes, todo adentro. Después lo habitual entrar y salir de la vagina, se la sentía bastante estrecha a pesar de tanto flujo, produciéndole otra acabada sentida y efusivamente gritada. - Ahora te deseo a vos, cógeme a fondo, dame tu leche. Apurando los movimientos, llegué a una muy buena eyaculación dentro, juntándola con los estertores de su intenso orgasmo. Separados, me abrazaba, besaba por el pecho, acariciaba las nalgas. Bajó a saludar al culpable de su felicidad, con una preciosa chupada, lamiendo los restos de sus jugos y del semen. Con estas atenciones dispensadas volvió a la vida, quedando en condiciones de darle batalla otra vez. Se colocó boca abajo, recorrí sus muslos y besé esas nalgas de gimnasio, consistentes y paraditas. Las separo, acaricio el “marrón”, avisa que vaya al otro acceso. Le indico que levante cuanto pueda las nalgas mientras la separo, apoyo la verga entre los labios vaginales y de un golpe me dejo caer con todo en la conchita. De un viaje, le entra toda. Empezamos a movernos, acompasadamente. La postura que más gozo le produce, y que más disfruto, tengo libertad de movimientos y puedo acariciarla toda. Tener a la mujer, debajo, entre las piernas, da la sensación de una hembra sometida por la fuerza de su macho. Acomodamos los tiempos, la acabada fue casi en simultáneo. Hermoso relax, quedar satisfechos a un mismo tiempo. Acordamos en volver a encontrarnos en otra ocasión y concretar la ...
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