A las ordenes de mí mujer
Fecha: 06/07/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Esther. Se había quitado la ropa anterior y venía con un camisón trasparente debajo del cual llebaba unas bragas también trasparente y el sujetador igual. Me dijo, pasa no te vayas a la cocina y ven al salón que nos bebamos esos maravillosos cocteles que has preparado, esto lo decía mientras hacía su entrada en el salón;yo la seguí y me senté en una esquina del sofá más grande en el que en la otra esquina se encontraba el que posiblemente, deduje, sería el señor del que me había hablado antes, Diego. Me dí cuenta que Isabel no estaba, estaba en el dormitorio y no sé porqué no estaba allí. Lo supe pronto. La conversación era intrascendente, todos bebían con transquilidad, incluso yo, maxime en la situación que estaba. Pero todo comenzó a dar un giro cuando Isabel entró, y de esa instrascendencia se paso, casi de forma violenta, por la visión que estaba dando Isabel, a otra de puro masoquismo visual y de palabra. Fue un cambio radical, diría. Me explico, Isabel venía con un cinturón de esos que cuando se colocan permiten que una polla de plastico que lleva sujeta quede en la posición que cualquier hombre tiene cuando está empalmado. Era una muy buena copia, seguramente de un buen follador. Comenzó, despacio, a pasearse por el salón mientras los demás enpezaban a sonreir. Lentamente su fue acercando a nosotros y con aquella polla que parecía de verdad llegó hasta Esther a la que le dijo:Señora ojalá tuviera usted una como esta para que yo pudiera chuparsela todos los sabados y ...
... me diese placer. Esther, riendo, dio un sorbo a la copa y bebió y acto seguido dijo:no necesito tenerla de verdad porque de verdad ya tengo la de Carlos. Carlos, dijo sacatelá por favor para que Isabel vea que es muy similar la que ella tiene a la tuya. Dicho y hecho, Carlos comenzo a desabrocharse el pantalón(estaba ya empalmado)e introduciendo su varonil mano por la bragueta se la sacó fuera. Yo nuca ví polla semejante:estaba dura como una piedra, era larga y gorda de un color setrino que hace que inmediatamente te atraiga, lo que hizo que todos los presentes desearamos en ese momento contemplarla con admiración y con tiempo suficiente. El tal Carlos era un hombre varonil, con bello en los brazos y fuertote. Era guapo, pero de una guapura deseable. No el guapo afeminado. Diego, parecía nervioso y de ello Esther se dio cuenta e inmediatamente se levantó y fue hacia Isabel a la que seguramente dijo que atendiera a Diego. Con sorpresa para mí, y delante de todos, Esther en voz alta se dirigió a mí diciendo:Oye, tú, Amador, putita vuelve a preparar otras bebidas y ven pronto que alguíen quiere que se la mames. Al oir eso mi respiración se entrecortaba, no podía respirar y quería salir del salón a toda prisa. Mientras recogía las copas ví como Isabel ya estaba de rodillas ante Diego que seguía sentado en el sofá y le desabrochaba la cremallera del pantalón. Me dio tiempo e versela, y puedo jurar que me gusto, me gustó mucho aquella polla, más que la de Carlos. No sé, era distinta ...