Una nueva Aurora - Relatos Eróticos

Una nueva Aurora

... alguien a quien no conoce. Esa es una de las cosas que la resulta más excitante, acatar las perversas órdenes de alguien a quien ni tan siquiera conoce, por duras, extremas o sucias que sean, cumplir esas órdenes sin rechistar. Es tan excitante no saber qué va a tener que hacer, llevaba días pensando en ello,y siempre con el propósito firme de realizar esa voluntad desconocida, doblegarse y ser un objeto sin voluntad dispuesta a disfrutar de cualquier manera imaginable. Otra es que nadie sepa de ese comportamiento suyo, tener esa doble vida, la de respetable ama de casa, amiga,vecina y otra muy distinta de depravada exhibicionista. Sí, desea que todo el mundo la vea, que la conozca, excitarles tanto como ella se excita viendo a otras mujeres en esos vídeos, exhibirse, comportarse como una auténtica puta, como una zorra perversa capaz de hacer cualquier cosa con tal de satisfacer su lujuria reprimida, pero todo sin revelar su identidad. Tanto es así que estaba buscando la manera en que sus vecinos pudieran saber de esos vídeos para que pudiesen verlos, esos vídeos que ella misma había sugerido subir y que de común acuerdo su Señor iba a subir a un par de sitios de internet. De hecho ya había creado un perfil y un blog donde había subido todas las fotos que la había estado pidiendo, toda su ropa interior, selfies en posturas insinuantes, las fotos de los dos consoladores que tenía... Se ponía húmeda con sólo pensar en ello, el que la viera tanta gente y tan cercana, escuchar y ...

... participar en sus comentarios escandalizados por lo que habían visto, sus hipócritas críticas y que ni se imaginaran que todos los días se cruzaban con ella en el portal de su casa, que hablaban sin saberlo con esa sucia, perra y sumisa mujer, que por otro lado deseaban y sería envidiada por otras muchas mujeres, que como ella tendrían reprimidos sus deseos, frustrada su sexualidad y mutilado su placer. Sería como un juego de rol cuyo papel principal es el suyo, ella sería la estrella de esta película, la princesa de este cuento o la heroína de esta historia. Lo mejor de todo era que no tenía que ser infiel a su marido. Esto no era amor, ni tan siquiera cariño, se trataba de respeto, obediencia y confianza, nadie la tocaría y a nadie tendría que tocar. Esto lo había dejado claro con su Señor, en el mejor de los casos su relación con él sería como un amor platónico, perfecto pero imposible, sin contacto físico alguno y sin posibilidad de cambiar en este aspecto. Todo esto ya lo habían hablado y los términos podría cambiar siempre de común acuerdo, pero no existía la posibilidad de una cita para conocerse en persona. Porque aunque llevaba mucho tiempo, mucho, sin hacer el amor con su marido, sin tan siquiera tocarse el uno al otro, más allá de la mera formalidad, no quería herirlo, no se lo merecía. Y a éstas alturas tampoco creía que hacer el amor de una manera tradicional la sirviera de algo, que fuera a disfrutar, la procurara un descanso en sus perseverantes pensamientos, ...