Una nueva Aurora
Fecha: 27/05/2019,
Categorías:
BDSM
Sexo Duro
Tabú
Autor: ibero, Fuente: xHamster
La noche se la había hecho eterna, la había pasado en un largo duermevela desde que muy temprano, alrededor de la una de la mad**gada, estando ya acostada desde hacía rato, escuchó el sonido que hizo su móvil sobre la mesilla del dormitorio en la que tenía por costumbre dejarlo cada noche, acompañado de una luz parpadeante, a partir de ahí la había sido imposible conciliar un sueño profundo y descansar. Tan solo había sido capaz de cerrar los ojos por unos minutos, y era para soñar con este día que se avecinaba, y cuando los abría no paraba de pensar en el correo que había recibido y si sería este el que esperaba. Era esa luz verde y parpadeante la que habría la posibilidad de haber recibido ese correo, hoy eso era suficiente motivo como para que no pegara ojo preguntándose si sería el que estaba esperando desde hacía días, ese que tanto deseaba y que tanto se estaba haciendo de rogar, el de su maestro. Aunque era el clásico nombre que recibía la persona que dominaba y, a la que ella se había querido someter para cumplir su voluntad, la sonaba raro eso de mi maestro, ni tan siquiera él se había denominado así, pero bueno, así llamaría a este peculiar compañero de juego hasta encontrar otro nombre, pero tenía que ser él, no recibía muchos, y menos a esas horas. Pero siempre cabía la posibilidad que fuera un maldito mensaje con publicidad de una compañía de telefonía, sonrió al pensar en esta posibilidad y lo inoportuno que sería, aunque no tendría ninguna gracia. Nada más ...
... escuchar el zumbido de la vibración, casi ahogado, por ese repiqueteo ocasionado por esa misma vibración en la madera de la mesilla del dormitorio, la cual lo amplifico, haciendo que pareciese el redoble de un tambor, o eso la pareció a Ella en el silencio de la noche y, esa luz verde encendida iluminar tenue, insistente e intermitentemente la habitación, menos mal que tenía por costumbre bajar el volumen al mínimo. Rápidamente dió la vuelta al móvil sin tan siquiera querer confirmar el origen del mensaje, nerviosa por temor a preguntas incómodas, seguidas de mentiras que la harían sentirse mal consigo misma. Lo había pensado muchas veces y siempre había llegado a la misma conclusión, intentaría que su marido no se enterara y no viera nada raro que le diera pie a hacer preguntas, no había necesidad de tal situación. Pero seguía durmiendo, miraba hacia el lado contrario y parecía no haberse enterado de nada, aunque en un primer momento creyó sentir como si la cama, el colchón, se moviera o vibrase ligeramente, como si en ese preciso instante se acomodara o removiera en su lado de la cama. Hoy podría ser un día especial, de confirmarse el origen del mensaje, hoy sería el primer día en el que empezase a jugar, a realizar todo aquello que había visto en esos videos que tanto la gusta ver cuando se encuentra sola en su casa, en un largo, solitario y aburrido día cualquiera, y que tanto la excitan cuando viéndolos imagina que es ella la que cumple la voluntad, retorcida y perversa, de ...