1. Así me inicié en la Zoo


    Fecha: 26/05/2019, Categorías: Zoofilia Autor: luislopespas, Fuente: SexoSinTabues

    Cuando cumplí 13 años, ya tenía algunos meses con sensaciones sexuales muy fuertes en el ano y cuando me masturbaba, empecé a tocármelo aumentando con ello el placer que sentía, pero con el tiempo acariciarme el culo no era suficiente, así que comencé a utilizar juguetes que yo mismo hacía de madera o que aprovechaba de artículos que había en casa; sin embargo esto no fue suficiente, tenía muy fuertes deseos de probar algo vivo, algo que no dependiera de mi mano que entrara y saliera de mi ano por su propia voluntad, o sea un miembro de sexo masculino que me penetrara sin que yo tuviera que moverlo. En esos años, a finales de los 60´s era muy difícil, si no imposible conocer algún chico activo y no existían ni lugares de encuentro ni sitios donde tener encuentros sexuales gay, de modo que siempre quedaba insatisfecho. En unas vacaciones escolares, decidí pasar una temporada en casa de mis abuelos en la que había un patio grande y al fondo unos cuartos que servían de bodega. Los cuartos estaban llenos de tierra todos excepto uno, que se mantenía cerrado y por lo tanto bastante limpio. Mis abuelos tenían un perro pastor alemán que me encargaron que entrenara un poco pues era muy salvaje y ya había tirado al abuelo en un par de ocasiones. Yo tenía algo de conocimientos en lo del entrenamiento y logre hacer que el perro no brincara al saludar. Al segundo día de estar con él, noté que cuando que iba a verlo tenía pequeñas erecciones, y lo atribuí a la emoción de jugar conmigo, ...
    ... sin embargo asociando mis deseos de ser poseído con la calentura del can, me atreví a masturbarlo y noté que al tocarle un poco el pene, el perro se arqueaba y hacía los movimientos propios del apareamiento así que decidí dar el siguiente paso. Me metí al cuartito con el perro y me desnudé desde la cintura. Me puse en cuatro y traté de hacer que me montara él solo, pero el perro no sabía que hacer, lamía mi ano y yo me ponía cada vez mas caliente y deseoso, pero no sabía como hacer para que me montara. Lo tomé de las patas delanteras y me lo subí pero en cuanto le soltaba una pata para guiar su pene hacia mi culo que ardía de deseos, perdía el control y se bajaba, el perro daba vueltas y estaba evidentemente excitado pues buscaba mi mano para que le siguiera tocando la verga, pero no lograba que se subiera. Analicé la situación y lo fui arrinconando en un espacio que había entre dos baúles y donde no podría irse hacia los lados. Cuando lo encerré y me puse frente a él su reacción fue la que esperaba, trató escapar por encima de mí y subió su patas a mi espalda, estando en esa posición, rápidamente tome su pene por debajo y al sentir mi mano comenzó a embestir como loco sin darme oportunidad de guiarlo correctamente pero con la suerte de que inició su erección y dejó salir la punta de la verga de su funda, yo estaba que no podía mas de caliente así que volví a tomar el pene y con mucho esfuerzo logré colocarlo en la entrada. En cuanto sintió el calor de mi ano se volvió loco y ...
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