Los perturbadores mensajes de mi hermana (parte I)
Fecha: 22/05/2019,
Categorías:
Incesto
Infidelidad
Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos
... siguiente texto: “Tenés una cola impresionante, Vale” Cuando tomé consciencia de lo que había hecho ya no había vuelta atrás. Así que, con suma ansiedad y tiritando de calentura, esperé su respuesta; ésta llegó enseguida y con tono altivo: “Ya lo sé, jajaja” Inmediatamente después me llegó la siguiente ráfaga de mensajes: “En el baño te deje colgada la tanguita que tenía puesta. Quiero que te la imagines toda metidita en mi cola y te mates a pajas” “Te la podés quedar: es mi regalito para vos” “Andá ya, antes de que la vea Ernesto” ¡Qué pedazo de puta! Sin perder un segundo salí corriendo de mi habitación y me dirigí hacia el baño. Al llegar advertí con horror que mi cuñado me había ganado de mano. Estaba a punto de entrar: ¡Iba a ver lo que no debía ver! Le lancé un grito desesperado. Él se detuvo, volvió su rostro y me miró perplejo. Entonces le improvisé un breve discurso acerca de alguna urgencia fisiológica que me aquejaba –no era del todo mentira– y le pedí por favor que me cediera su turno. Él, como buen anfitrión, accedió gustoso y yo entré al baño casi corriendo mientras le agradecía el gesto de solidaridad. Una vez que estuve adentro, tranqué la puerta y comencé la inspección. Y allí estaba, colgando del grifo de la ducha. Era una diminuta tanga lila de encaje. Por delante estaba adornada con sensuales detalles sobre fondo transparente; por detrás era tan sólo un exiguo triangulito que se unía con la parte delantera con un hilo casi imperceptible. Lentamente la ...
... tomé entre mis manos al mismo tiempo que me la imaginaba enterrada en el terrible ojete de Vale. Después la acerqué a mi nariz: tenía un aroma delicioso. A continuación, la hice colgar de mi pija y allí quedó… izada en símbolo de la paja memorable que me estaba a punto de clavar. Y fue tan memorable como breve: estaba tan caliente que sólo necesité de cinco jaladas a mi enhiesta verga para que ésta comenzara a disparar unos chorros de espeso y blanco semen que hicieron que mi deseo prohibido quedara esparcido por todo el piso y salpicara paredes, lavabo, inodoro, cortina... ¡Uff! Confirmar que mi hermana era tan puta, además de estar tan buena, casi me vuelve loco. Cuando salí del baño volví a encontrarme con Ernesto, que esperaba su turno dando un impaciente paseo por el amplio corredor que comunicaba las habitaciones. Me preguntó si me encontraba bien; le respondí con mi pulgar hacia arriba y seguí el camino hacia mi habitación. Una vez allí, me tiré en la cama y metí mi mano por debajo de mi pantalón para rescatar la tanga que todavía se encontraba enroscada en mi verga. La observé nuevamente, la estudié en forma minuciosa, volví a olerla, la restregué por mi rostro, la atesoré como jamás lo había hecho antes con ningún otro objeto material. Instantes después reaparecieron los mensajes: “Te gustó mi tanguita, pendejo?” “Es bien chiquitita, viste?” “Te gustaría ver cómo me queda?” Respondí rápido y confiado, mitad por la tranquilidad de saber que mi cuñado no estaba en ese ...