Los perturbadores mensajes de mi hermana (parte I)
Fecha: 22/05/2019,
Categorías:
Incesto
Infidelidad
Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos
... hiciera una paja gigante, durante la cual me olvidé por completo de la preocupación por haber sido descubierto. Al terminar, sin embargo, mientras limpiaba el gran caudal de semen que había derramado, la preocupación volvió, acompañada de todos los pruritos morales posibles. Bajé la escalera lentamente y me apersoné en la cocina con actitud temerosa. Ernesto y el pequeño Francisco estaban sentados en uno de los lados de la mesa. Mi cuñado me recibió con un caluroso gesto de bienvenida y me invitó a sentarme junto a ellos. Este hecho me causó cierto alivio. Mientras me sentaba con amedrentada disposición –propio de quien se siente culpable– pude ver el teléfono de mi hermana sobre un mueble a unos pocos metros de la mesa. Me aterrorizó pensar que mi cuñado podía llegar a leer los improcedentes mensajes. Luego mis ojos se detuvieron en Vale. Estaba parada de espaldas a nosotros –de frente a la mesada– dándole el toque final a su actividad culinaria. Llevaba puesta una calza que le quedaba reventando. Su tremendo culo se erguía bajo la forma de dos grandes bolas macizas, perfectamente redondas, que desafiaban la resistencia del material de confección de la prenda. Nunca le había visto una calza tan ajustada. Realmente parecía que le iba a explotar el orto, como bien me había anunciado ella misma en su atrevido mensaje. Un trabajo de reojo intermitente me permitió contemplarle ese tremendo pedazo de ojete –como ella quería– sin dejar de escudriñar a mi cuñado. Durante la cena ...
... me mantuve en silencio: absorto. Por suerte mi cuñado se encargó de animar la velada con múltiples anécdotas que disimularon mi letargo. Hoy no podría repetir yo ni media historia referida por Ernesto durante esa cena; recuerdo que le sonreía de vez en cuando y asentía con mi cabeza para que no se notara que ésta estaba en otro lugar. En algún momento me pareció que Vale me miraba con gesto cómplice, pero no estaba seguro que no fuera producto de mi predispuesta imaginación. Luego de la cena acusé cansancio y me retiré a mi habitación lo más rápido que pude. Cerca de la medianoche la pantalla de mi celular volvió a iluminarse: “Te gustó mi nueva calza?” Quedé congelado nuevamente. Mi respiración se agitó durante unos segundos y luego se interrumpió otros tantos. Dos minutos después llegó un nuevo mensaje: “No me vas a contestar, hermanito?” ¿Qué debía hacer? ¿Seguirle el juego? Ganas no me faltaban, sin embargo opté por la evasión: “Hola Vale, perdón que no te contesté, la verdad es que tus mensajes me tomaron por sorpresa” Ella me respondió rápidamente –y sin vueltas– antes de que yo pudiera pergeñar mi segundo mensaje de fuga: “Te puse la pija como caballo, verdad pendejo?” “Jajaja” ¡Uff!... Así la tenía en ese momento. Si el culo de mi hermana me ponía a mil, y sus mensajes de puta me habían puesto a cien mil, leerla refiriéndose a mi “pija” me puso a un millón. Hirviendo de calentura, mis trémulos pulgares se rebelaron contra mi mente evasiva y se atrevieron a mandar el ...