Los perturbadores mensajes de mi hermana (parte I)
Fecha: 22/05/2019,
Categorías:
Incesto
Infidelidad
Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos
... hermanito, y esa vez no fue la excepción: desde que puse un pie en su casa, en todo momento estuvo pendiente de que no me faltara nada; incluso hizo efectiva parte de su licencia vacacional para que pudiéramos estar juntos la mayor parte del tiempo. Yo esperaba una semana de ensueño junto a mis seres más queridos; una semana de disfrute máximo, totalmente despreocupado del mundo, y no aquellos perturbadores sucesos, a los cuales me voy a referir sin más dilación. Al día siguiente a mi arribo, estaba jugando con mi sobrino en la espaciosa sala principal de la casa cuando vi bajar a Vale con atuendo deportivo. Me enteré allí de sus flamantes sesiones de yoga. Muy dulcemente –fiel a su estilo– me preguntó si me molestaba que practicara en la sala y yo le contesté afirmativamente con una sonrisa irónica. Luego le dije que practicara tranquila, como si estuviera sola, pues con Francisquito nos encontrábamos felizmente ocupados. Pero lo cierto fue que esa primera sesión despertó en mí un demonio que había estado dormido durante años. Despertó de súbito, desenfrenado, incontenible. Mi hermanita lucía radiante. La musculosa ajustada y las apretadas calzas deportivas hacían patente su exquisita figura: inmejorablemente estilizada. Casi me había olvidado de que estaba tan buena. El amor fraternal, que se había exacerbado con la distancia, había desdibujado en mi mente esas tetas turgentes y ese culazo descomunal, al que mis buenas pajas le había dedicado durante mi adolescencia y por ...
... el que tanto hostigamiento había recibido por parte de mis lúbricos amigos. La actividad lúdica con mi sobrino pasó a un segundo plano. La hipnótica cadencia de los sensuales movimientos de mi hermana logró acaparar toda mi atención al instante. Súbitamente, mis ojos abandonaron el candor de hermano y se convirtieron en los de una bestia rabiosa de deseo; en un solo pestañeo hicieron desaparecer la figura inocua de mi dulce Vale para revelar a la otra Vale: la hembra increíblemente voluptuosa, el minón de contundentes y duras carnes, la mujer con carita de ángel, espíritu inocente y cuerpazo de puta. En un claro gesto de represión, mis dientes mordieron mis labios al punto de casi hacerlos sangrar. Los siguientes días sólo empeoraron mi apetito prohibido. En cada oportunidad que tenía examinaba el culo de mi hermana en forma rigurosa: concluí que era perfecto. Sin importar cuál fuera el vestuario escogido, sus férreas nalgas sobresalían ostensiblemente hacia atrás y se bamboleaban a cada paso como convidando: daban ganas de morderlas. Pronto me di cuenta de que no podía dejar de mirarle el orto, y pronto advertí que no podía dejar de masturbarme pensando en ella. Me calentaba en extremo fantasear con que detrás de aquella angelical fachada se escondía una verdadera ninfómana. Imaginaba una escena en donde mi cuñado no daba la talla y era yo el que debía intervenir para calmar la fiebre de su mujer a puro pijazo. Mis visitas al baño se hicieron más frecuentes y mis descargas de ...