Buenas compañeras
Fecha: 21/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... acto seguido me tumbé boca abajo, para acabar con aquella desagradable sensación de desnudez. Mientras, en mi mente resonaba aquella palabra, "mojigata", si ellas supieran. Mi mente empezó a divagar. Mi marido me complace en todo, me lleva a situaciones morbosas, es muy buen amante e incluso ha conseguido pacientemente que me encante el sexo anal con él. ¡¡Mojigata!! Seguro que ellas ni siquiera lo practican, y seguro que tampoco saben chupar una buena polla tan bien como yo. Es más, eso precisamente, mamársela a mi marido, es algo que me pone muchísimo hacerlo en los sitios y ocasiones de lo más disparatas como justo antes de ir a misa, en los baños del restaurante durante la cena navideña de la empresa, en los probadores de “El Corte Inglés”, en el baño de casa mientras me arreglo para salir a tomar unas cañas con mis amigas, etc. De hecho, creo que lo que me excita es mirar después a otras personas que no saben lo que acabo de hacer. Notar el sabor a mi marido en la boca mientras converso con ellos. Hemos hecho tantas locuras juntos. Mojigata, ¡qué sabrán ellas! La mañana transcurrió tranquila, yo me había quedado medio dormida hasta que la voz de una de mis compañeras me despertó: - "¿Es que piensas estar tumbada toda la mañana boca abajo?". - "Vamos a dar un paseo por la orilla ¿te vienes?" La verdad es que me apetecía un montón pese a la vergüenza que sentía, pero me animé, estaba decidida a no pasar por mojigata, quería demostrarles a mis compañeras que era mucho más ...
... atrevida de lo que ellas se pensaban. Aparte, en fin de semana acababa de empezar y no quería que hubiera mal rollo entre nosotras, y menos que me culparan a mí de ello. Comenzamos a dar el paseo por la orilla, al principio las cuatro juntas luego de dos en dos. Yo me quedé hablando con Marisa de cosas sin importancia. Como era comienzo de verano únicamente había guiris y abuelos disfrutando de la playa, el resto de españolitos tendrían que esperar a finales de julio y agosto. Lo cierto es que las cuatro paseando con las tetas al aire llamábamos la atención de todos y todas las presentes en la playa, que no perdían oportunidad de darnos un buen repaso de arriba abajo. Como sabréis, la playa de San Juan es larguísima y como la casa de los padres de Miriam está en un extremo, el paseo tiene, así que cuando llevábamos casi una hora andando emprendimos el camino de regreso. Miriam y Vero se habían adelantado un poco y por detrás paseábamos Marisa y yo. Pude ver como Vero se paraba a hablar con un grupo de cinco jóvenes que caminaban en sentido opuesto. Cuando Marisa y yo llegamos a su altura Vero nos presentó. -"Mirad que suerte, estos son unos amigos míos de la ciudad" y dicho esto nos fue presentando uno a uno. De entre el grupo de chicos había uno llamado Róber que no me quito ojo desde el primer momento. No paraba de mirarme. A mí me divertía su candidez, la verdad es que de las cuatro era sin lugar a dudas la que más bonitas tenía las tetas, por lo menos para ese chico. De la ...