Ella - El.
Fecha: 06/09/2017,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... proponerle lo que deseaba a aquella guapa mujer. Entonces la vi mientras yo leía una revista. Su cabello se alzaba sobre su cuello en un peinado que le permitía lucir su delicioso cuello. Usaba una blusa de botones color rosa muy ceñida, y sus pechos no muy voluminosos, parecían expandir todo lo que permitía aquella tela. Vestía unos jeans entubados de mezclillas azul claro, y calzaba botas de brillante charol. Hacía la limpieza de modo que usaba un delantal de hule rojo y unos guantes amarillos. Decidida ya por no poder contenerme, me dirigí a mi cuarto, donde me desnude del todo, y pensando que colocarme, el ardor me hizo ponerme las mismas botas altas de mi tía, y me coloqué un collar con sujetadores alrededor, pues deseaba esclavizarme ante Lorena. Puse sobre mis pezones unos parches de cinta aislante. Encontré a Lorena en el baño, mientras limpiaba el lavamanos. Ella me observó por el espejo, y sonrió al notar mi porte. __ ¡Te deseo Lorena! ¡Ven, quiero que hagamos locuras de amor!- declaré mientras atrevida, colocaba mi mano derecha en su entrepierna, y sorprendida, conocí su secreto: ¡ella era él! Sobre su parte media, sentí un falo erecto, que parecía pedir más espacio entre los jeans. Ella permaneció muda, pero debido al ardor que corría todas mis partes, aquello no me importó, pues sabía por el tiempo de conocerla, que era más mujer que hombre. Entonces, apreté más aquel falo, e introduje mi mano a través del pantalón, y lo sentí tibio; liso, y deliciosamente ...
... depilado. Lo acaricié por unos momentos, y girando su cuerpo, me puse de rodillas y bajando la cremallera, extraje el carnoso miembro. Sin pensarlo lo llevé a mi boca, mientras Lorena me sujetaba los cabellos con sus guantes amarillos, y escuché su respiración entrecortada. Se llevó las manos a sus pechos mientras desabrochaba su blusa. Le hice un magnifico sexo oral y le besé aquellas ocultas partes, que nadie sólo yo y mi tía conocíamos. Luego, me alcé y nos besamos apasionadamente, y nuestras quemantes lenguas nos dijeron muchas cosas en un placentero silencio. Me giró sobre su cuerpo, y me hizo inclinarme un poco. Me besó las nalgas y con sus dedos húmedos y amarillos, me comenzó penetrar el ano. Después, introdujo su pene en mí por unos momentos, pero retirándose después, me dijo que la esperase en mi cama. Me recosté en cama, y la vi venir solamente con sus guantes amarillos aún puestos; el delantal rojo; las botas calzadas aún y llevaba un cubre bocas. __ ¡Vamos a jugar al doctor Linda! __ ¡Alívieme esta fiebre doctora mía! – exclamé yo. Se subió a la cama, y haciendo a un lado su delantal, acercó su pene enfundado ya en un oscuro condón, y me penetró en mi vagina. Me hizo largamente el amor. Me ponía sus manos enguantadas sobre mi cuello, y sentía yo el dulce sofoco de su presión. Me penetró por el ano y cuando eyaculó, yo salvaje y desenfrenada, le hice un sexo oral que la debilitó. Después, fui yo quien se colocó un cubre bocas y un arnés con un falo, y la hice mía con ...