1. Marisela, la chica del club: Clavado Seguro


    Fecha: 15/05/2019, Categorías: Infidelidad Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... se había acercado y con cierta confianza que habíamos abierto, ella se me había acercado y ponía su mano sobre mis piernas y llegó el momento donde también comencé a sentir como me daba un sensual masaje con las yemas de sus dedos. Aquello era un recorrer inadvertido desde el doblez de mi rodilla hasta insinuar llegar a la entrepierna. Obviamente aquella chica me estaba calentando y parecía que ella también se calentaba, pero todo aquello me parecía tan inusual que por un momento pensé que me daría dar a conocer el monto de su tarifa para que me diera su rico culo. Si esto pasaba, estaba dispuesto a pagar, pues Marisela era una chica espectacular y con un trasero delicioso bien pronunciado. Ella continúo con su plática sugestiva: - ¿Qué usas, bóxers o bikinis? - Bóxers. –le contesté. - ¿Qué color son? - Estampados azules a cuadros. - ¿Estas excitado? - Obvio… me estas excitando. - ¿Me permites sentir tu paquete? - ¿Cómo? - Si… quiero ver si realmente estas excitado. Ya ella me masajeaba mi pierna por debajo de la mesa y solo me dio una sonrisa pícara y sentí como comenzó con sus delgados dedos, masajear sobre donde ella sintió el bulto de mi verga. La sensación era excitante, pues estaba envuelta la emoción de la sorpresa y lo prohibido de estar en estos menesteres con mucha gente alrededor. De esa manera pasamos platicando por unos cuantos minutos; hablando mientras ella me masajeaba la verga sobre el pantalón. De repente me propuso a que bailáramos y fue como un receso a ...
    ... la tensión que se acumulaba en mis huevos. Bailamos música salsa, donde Marisela me dejaba sentir sus pechos y nalgas rozándome mi cuerpo. Era excitante, pero una excitación más relajada. Me dio cumplidos por lo de mi baile, el cual le di gracias no solo a ella, pero también a la Dra. Desiré, quien era mi vecina y me involucró a clases de salsa por un buen tiempo. Pude ver en las miradas en todas las mesas, que sus ojos se abalanzaban contra nosotros, pues éramos solamente dos parejas las que bailábamos salsa, pues este lugar es de cumbia, merengue y bachata, y cuando terminamos, el público nos brindó un aplauso. Le brinde mi pañuelo para que Marisela se limpiara el sudor de su rostro, el cual agitado tenía un color rojizo y divino. Las amigas de Marisela nos llegaron a felicitar y le dieron esa sonrisita de complicidad a su amiga. Ya para este tiempo, Marisela me abordaba con tanta confianza que su mano no se desprendía de la mía. Se relaja unos minutos y después de ordenar su margarita y yo otro whiskey me dice: - ¡Aguarda! Le voy a decir a mis amigas que no regresaré con ellas, que me iré contigo esta noche. No sabes la envidia que les provocaré. - ¿Envidia? - ¡Si! ¿Mira que muñecote me encontré? Después de un par de minutos regresa y me dice: - Llévame donde tú quieras, ya no quiero estar aquí… quiero aprovechar la noche contigo. –y sonreía. - Marisela, yo no puedo conducir… no estoy muy tomado, pero he bebido lo suficiente para crearme problemas si me para la policía. - ...