Puppy-Sistter
Fecha: 07/05/2019,
Categorías:
Zoofilia
Autor: Key-Q, Fuente: SexoSinTabues
... con algo de dificultad hice el cambio, ya que la perra ahora estaba más receptiva y no le hacía el quite a los machos. Pero yo la muy estúpida cuando venía de vuelta, por querer ahorrar tiempo y cómo venía en el mismo sentido pasé con ambos perros a buscar a la Golden y con ella pretendía ir a dejar al Belga antes de ir a regresarla a su casa. Pero todo fue un caos total. , los dos entraron como enajenados a tratar de montar a la maldita perra que no colaboraba en nada. , solo se quedaba tranquila a esperar que le hacían. Y yo en mi desesperación tomé al Belga de su correa para ir a amarrarlo cerca de la puerta de salida para luego hacer lo mismo con el otro, pero él jalando en sentido contrario no me dejaba avanzar. , hasta que el Labrador dio en el blanco dejándome con la boca abierta al ver la velocidad con que la bombeaba y lo tanto que acercaba su pelvis al sexo de ella. , fue algo que no alcanzó a durar más de 40 segundos pero cuya imagen se repitió en mi mente un par de veces luego que el perro paró de moverse y comenzó a bajarse para un costado, su pene estaba trabado y la pierna del lado contrario para el que se estaba bajando no podía pasar, aunque luego de un par de intentos pudo pasarla sobre la unión de sus aparatos reproductores y quedaron culo con culo con el miembro del perro totalmente volteado para atrás. Había visto perros pegados en la calle. , pero nunca de tan cerca ni en vivo y en directo, tampoco teniendo algo que ver con los animales. Era un ...
... espectáculo impresionante el apreciar como esa vagina tenía capturado ese pene del cual solo se veía una pequeña fracción entre esa arremangada funda y la entrada de esta perra que jadeaba en una actitud de complacida. , mientras al macho su ano se le contraía y sus testículos se le recogían. Sin quererlo me había excitado con este sexo animal y no me había dado cuenta que ya me estaba tocando mi vagina por sobre la tela de mi short y al saberme sola en esa casa con los perros, no aguanté más y bajándome mi ropa hasta las rodillas me comencé a masturbar en presencia de aquella unión. , solo saliendo de lo absorta que estaba y recordando que el Belga andaba por ahí cuando este fue a meter su hocico en mi sexo y se puso a lamerme. Las cosquillas fueron tan intensas y exquisitas, que en el acto cedí el espacio que ocupaba mi mano para dejarlo que lengüeteara directamente. , lo que el Belga hizo gustoso haciéndome caer en menos de un par de minutos en un profundo orgasmo que desde el ondular de mi vientre me tenía tiritando las piernas. Pero el perro solo lamió por un instante más y pronto comenzó a jugar a aparearse conmigo. , descabellada idea que tentaba a mi conciencia y nublaba mis pensamientos mientras él parándose en dos patas insistía en tomarme por las caderas apuntando desde lejos ese puntiagudo aparato que se asomaba con cada empujón de pelvis que daba. Si la Golden estaba tan a gusto con la inseminada que le estaba dando el Labrador, eso debía ser muy bueno y además yo no ...