La vegana despreciada - Relatos Eróticos

La vegana despreciada

... estaba por las nubes. Siguió el choreo en el gimnasio y me dijo mi amigo que había salido con ella, en plan de amigos. Estaba más ilusionado que yo. No me m*****ó que me lo dijera, en fin, yo sólo la había invitado, podía ser cualquier día, pero él parecía enamorado de ella. Hasta que un día, después de que habían salido varias veces, la vió con otro hombre en un bar de la ciudad. Se sintió como la mierda mi amigo. Era una zorra, a su parecer. Se derrumbó a tal grado que tuvo que dejar de ir al gimnasio. Yo seguí yendo, tenía motivos de peso para no dejar de ir. Noté que la vegana tenía pecas en los hombros, lo que me pareció de lo más sexy. Siempre se los veía y cuando platicábamos, siempre en plan de amigos, se los acariciaba y le decía que se le veían super bien, y que ella estaba muy bien, toda delgada, toda sana. Estaba cambiado yo, no me lo creía. Una noche, después del trabajo, salí a un bar con compañ del tabajo, algo que nunca hacía, y me la encontré con otro hombre que yo no había visto en el gimnasio, besándose, dejándose manosear, toda una guarra. Nos miramos pero no nos saludamos. En el gimnasio, en los días de su rutina, ya no la saludaba, no quería relacionarme con una zorra. Sólo veía, por los espejos, que se acomodaba el pelo cuando pasaba frente a mí, sintiéndose como la mierda porque no la saludaba. Cuando yo iba de salida, e iba a pasar por donde se encontraba, la supuesta avergonzada iba a esconderse al baño, o se hacía la desentendida. Hay cosas que una mujer no quiere que se sepan de ella. Por cierto, la otra muchacha, la del culo hermoso que admiraba mis bíceps, bastó una vez que saliéramos y le dijera lo que pensaba de su culo para que quisiera ser mi novia, además de conocer mi departamento. No ocurrirá porque probablemente sea también una zorra más.