Una madurita se vuelve mi vecina y algo más
Fecha: 28/04/2019,
Categorías:
Infidelidad
Sexo con Maduras
Autor: Pervermex, Fuente: CuentoRelatos
... dije, abre la cajuela que yo me encargo de cambiarla. Con una cara visiblemente sonrojada me dio las llaves del auto y me dijo -te lo agradezco mucho, soy una inútil, mi marido hacia todas estas cosas y yo nunca puse atención por si algún día necesitaba hacerlo. -no sé porque no está tu marido aquí pero si él no está, puedes contar conmigo para sustituirlo en lo que se te antoje, dije con doble sentido. Se sonrojo y me dispuse a cambiar la llanta de repuesto, al estar en pleno sol comenzamos a sudar y le comente que no tenía que quedarse aquí y que con uno que sintiera este candente sol era suficiente. Entro en su casa agradeciéndome de nuevo y diciendo que me esperaría adentro con algo para tomar y refrescarme. Al terminar de cambiar la llanta y guardar la herramienta estaba realmente acalorado y con la camisa mojada, me acerque a su puerta y toque, escuche un leve grito de, pasa, te deje la puerta abierta. Al entrar, recibí con agrado la sensación de frescura en la sala con el aire acondicionado y vi en la mesa un par de cervezas, en eso, salió de una habitación con un camisón grande que le llegaba unos centímetros abajo de las nalgas y dejaba ver un lado de sus tetas, me dejo con la boca abierta. Estaba muy sexy y recién bañada, ella se dio cuenta pero trato de disimular y me pidió sentarme a su lado en el sofá. Por más que trataba de poner atención en su plática me distraía demasiado su escote, su linda sonrisa que ponía cada vez que desviaba mi mirada de ese par de ...
... tetas para ver sus ojos era algún tipo de coqueteo que no sabía bien cómo interpretar y después de terminar la primer cerveza se levantó para ir por otra a la nevera dejando ver como contoneaba ese apetitoso trasero al caminar, llegando a la nevera se agacho sin bolar las rodillas dejándome ver en todo su esplendor ese culo y ese par de piernas que largas y delgadas hacían más atractivo el culo donde terminaban. Estaba tan embobado que no me di cuenta cuando se enderezo con un par de cervezas en la mano y comenzó a caminar sensualmente hacia mí y parándose a unos centímetros de mis rodillas pregunto. -te gusta lo que viste? Con cara de avergonzado y todavía medio hipnotizado por la forma de su caminar respondí en automático que sí, lo tomo a bien con una sonrisa y me dijo que así le gustaban los hombres, sinceros. Tomamos las nuevas cervezas en lo que seguía la plática mientras el camisón dejaba ver sus piernas y el comienzo de una tanga blanca que apenas podía apreciar, apure la cerveza para poder pedir otra y ver el espectáculo de su cuerpo al caminar, cosa que dio resultado con la diferencia de que esta vez hizo los movimientos aún más sensuales y como en cámara lenta, al volver a estar frente a mí me volvió a preguntar si seguía gustándome lo que veía y ya más envalentonado le dije que solo por eso había apurado la cerveza, ella con voz de niña mimada dijo que se sentía apenada de que no me pudiera pagar más que con esas cervezas pero que si podía hacer algo más por ella, me ...