Pasiva traviesa - Relatos Eróticos

Pasiva traviesa

... hombre seguía cautivándole, seguía dominandole, habia resurgido como un Ave Fenix Continuó bajando con besos y esque los dos, juntos éran muy buen equipo. Volvió a besar deliciosamente el cuello y quitándole las esposas, quedandose de pié y levantando a Daisuke para ponerlo de rodillas desnudandolo con algunos besos más le dijo: - Aquí estoy, amor... no es un sueño, he venido, sobre todo para comprobar si mi cuerpo todavía es apto para tí El ritual de amor especial ya había vuelto para esta pareja tan especial, nada mas enterarse Ken de que Daisuke tenía otra vida cada vez que se alejaba de él tras cuidarle, no quiso quedarse atrás, tenía su fusta preparada para dejar marcas de su amor en el cuerpo de travieso y novio y su movimiento especial erótico para darle lo mejor. Cuando Daisuke se encontró de rodillas, desnudo, con la piel empezando a estar roja y Ken de manera sensual, ya sabía que la sesión erótico festiva empezaba La siguiente descripción representa a Ken después de la sesión de amor erótico festiva -"Mi amor ya había tenido varios orgasmos antes, así que cuando le até le dije que tendría que ganar el siguiente. El debería detenerme antes de cada clímax por ahora, y yo juzgaría cuando él se lo mereciera. Aasintió en silencio, a pesar de que ambos sabemos cómo el control del orgasmo es difícil para un chico tan precoz como él. Con él sentado en una silla y sus piernas abiertas ordenadas por mi, fui despacio con un dedo, suavemente, para que disfrutara el placer ...

... creciendo... hasta que cerró sus piernas en señal de defensa, no me detuve, me adentré en sus partes familiares, cada rincón, cada fibra de su piel, cada ruina sería seguida por un movimiento de su cuerpo. Una vez más, con mi dedo seco comencé lentamente, pero la intención era ir más lejos y más lejos. Cada orgasmo denegado era más difícil que el anterior, mientras que parecía disfrutar cada vez más de los "azotes internos" que le ofrecía cuando le hacía llegar al clímax con mi dedo. Su única forma de llegar al clímax sería a través de los golpes de mi dedo interno en su cuerpo, un cuerpo que durante mi ausencia ha sido manoseado por otros y solo tendrá un final cuando yo lo viera bien. La angustia atravesó sus ojos, mientras volvía a zambullir mis dedos en su sexo. Aún no. Ni la próxima vez ni la vez después de eso... Estaba desesperado, las lágrimas corrían por su rostro, no por el dolor, sino por la frustración. Ha llegado el momento. Una vez más él cerró sus piernas, pero las forcé a abrir. El conflicto comenzó, me humedezco en sus labios, pero ni siquiera se encogió. Mantuvo las piernas abiertas y el dolor le concedió el clímax. Un chico tan bueno... Se había ganado muchos más. Ambos orgasmos, mordiscos y más azotes internos. Ahora, deslicé un consolador en su ano y comencé a azotarle continuamente con una fusta, mirándole, bailando entre el dolor y el placer. -¿Me follarás ahora a mi ? ha pasando tanto tiempo... te dije que resucitaría como un ave fénix lleno de amor para ...