Pasiva traviesa - Relatos Eróticos

Pasiva traviesa

"-Reunirse de nuevo después de todo ese tiempo pasado sin sentir, verse.. Besarse porque las razones nos habían separado. Hermosos recuerdos, acompañados de nostalgia profunda Como cuando se pierde una parte de nosotros Y nuestro camino. Porque el amor estaba allí. Por fin. La mirada penetrante de quien se puede entender sin hablar. La nariz que empieza a sentir ese olor de vida. Los ojos que están a punto de entregarse en ese beso que los labios se preparan para dar. Leídos por una fuerza sobrehumana. Y un deseo imparable de nosotros. De sentirse bien, De sentirse en casa. Como beber y comer después de largos días sed y de hambre, Con ese calor de pertenencia y reconectar. Como si fuera eso, sólo eso. El unico sentido de la vida."- Daisuke llegó de madrugada a clases de trabajar, estaba rendido, se desnudó y se recostó por un momento en la cama con los ojos cerrados tratando de buscar relajarse después del día tan pesado que tuvo. Estaba boca a abajo, de repente empezó a sentir unas manos, empezaron a recorrer sus pies sólo rozando con la llema de sus dedos la piel. De pronto ya sintió aquel cuerpo sobre Daisuke, quiso reaccionar, voltear y averiguar quien era aquel que se había metido en su habitación sin autorización. Y sólo susurrándole al oído dijo: -Shhh calla amor, al fin estoy aquí, he venido Y en ese instante lo supo, era Ken Entró con el juego de llaves que Daisuke le obsequió una vez, él mismo se sorprendió que después de tanto aún las conservara, Ken tenía la ...

... autorización para entrar en su casa y su vida cada vez que lo quisiera. Tenían casi muchos meses que no se tocaban sexualmente, y en ese momento Daisuke no quiso hacer más que voltear y devoraselo a caricias y besos. Pero Ken no le dejó, le detuvo, y le puso sus manos juntas en la espalda y así sin más... le esposó. Le puso un pañuelo de seda en los ojos y en ese momento lo supo, el juego, la pasión había vuelto a encenderse, quiso pronunciar al menos una palabra pero la emoción del momento no le dejó. Ken comenzó a darle suaves besos en el cuello, Daisuke sentía la cálidez de su respiración rozando su cuerpo, con Ken estaba prohibido cohibirse, se dejó tocar, lamer, besar y acariciar. Cedió la disposición de su cuerpo porque sabía que estando Ken en su habitación, todo sería perfecto. Este último recorrió con su lengua su cuello y Daisuke no soportó más su respiración y así, sin más se agitó. Le susurró una vez más. -¿Me extrañaste mi amor? Daisuke asintió, no podía decir o emitir algún sonido. -Mentiroso. Empezó a bajar por su espalda con besos suaves, Daisuke mordió el labio y su espalda se arqueó, y fue así cómo Ken comprobó que aún sabía las claves para elevar su cuerpo. Enseguida dió besos más letales, más húmedos y sexuales, Daisuke se mordió el labio inferior de nuevo y empezaron a salir esos gemidos, esos que mucho tiempo estuvieron reprimidos con la persona que le estaba haciendo el amor lentamente Ken dió mordidas pequeñas, apenas perceptibles pero excitantes, ese ...