1. Inmigrante (04)


    Fecha: 08/04/2019, Categorías: Infidelidad Grandes Series, Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... mientras cenamos? -Por mi encantado. Le dijo a la sirvienta que trajese la cena para los dos y se fueron ambas. Mientras recogí todo y prepare mantel, vasos y bebidas. Yo había dispuesto la mesa contando con ella en el sillón y yo en el sofá. Cuando volvieron ambas y trajeron la cena, Ana movió sus cubiertos y se puso a mi lado sin decir nada. Venía ya en pijama y bata, yo llevaba una camiseta y un pantalón amplio. Mientras cenábamos, íbamos comentando las escenas de la película y le aclaraba cosas que no entendía, todo ello intercalado con anécdotas del trabajo. Acabó la película y ninguno hicimos mención de levantarnos. Yo, como anfitrión, no debía, y ella… no lo sé. Seguidamente comenzó un programa donde intervenían comentaristas políticos, tan interesante que a los pocos minutos, Ana se recostó sobre mí y poco después estaba dormida. Esperé un poco más e hice la misma acción de la vez anterior. La llevé a mi cama, le quité la bata, la cubrí con la ropa y me aguanté la risa. Luego apagué luces, me desnudé y me metí en la cama también. Esta vez me puse de costado hacia ella y pasé mi mano por su cintura. Minutos después, ella se giró de espaldas y quedó pegada a mí. No lo puede evitar, su perfume que llenaba mi nariz, mi mano abrazando su cintura y su culo rozando mi polla a través de la fina tela del pijama, hicieron su efecto y empecé a excitarme. Mi polla empezó a crecer y terminó presionado su culo con toda su dureza. Estaba seguro de que ella no dormía, pero no hacía ...
    ... movimientos para no delatarse. Yo me giré hacia el otro lado, separándome de ella y haciendo un gran esfuerzo para dormirme. Otra vez me desperté de madrugada. Me encontraba boca arriba. Esta vez ella se había girado hacia mí y su mano reposaba sobre mi vientre. Yo me hice el dormido nuevamente y la dejé hacer. Con un par de movimientos, alcanzó mi polla, que reposaba semi-erecta sobre el mismo vientre pero desviada a un lado, recorriéndola con su mano y consiguiendo que alcanzase su máximo esplendor. Nuevamente me puse de costado, intentando parecer que lo hacía dormido, para quedar fuera de su alcance. A la mañana siguiente, cuando me desperté empalmado como era lógico, me levanté intentando no despertarla, e iba a salir cuando la oí darme los buenos días. Me giré para deseárselos a ella también, mostrando, sin pudor, mi polla en erección. -Buenos días Ana. Iba a ducharme. ¿Prefieres ir tú primero, hacerlo después o pasar a tu casa? -No sé. –Dudó ruborizada. –Mejor paso a mi casa y pido a Marga que nos traiga el desayuno. Más tarde, ya duchados y vestidos, estábamos desayunando cuando me lanzó la pregunta del terror: -¿Te puedo hacer una pregunta? -Por supuesto, dime. -Jomo, ¿a ti te gusto? “Jodeeer, y ahora que le digo”. -Bueno, es algo que no me he planteado. Nuestro contrato me obliga a permanecer impasible. ¿Por qué me lo preguntas? -Me da la impresión de que me ignoras y esquivas. -Te recuerdo que ni siquiera este desayuno está incluido en nuestro acuerdo. Si te parece, ...