1. Una noche irrepetible


    Fecha: 02/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: jgiglia, Fuente: CuentoRelatos

    ... prenda íntima, sorbí una dosis mínima del ajenjo y posicioné mi cuerpo sobre el suyo obediente. Ella, casi durmiendo, aceptó las mini dosis que mi boca –por temor a ahogarla- iba derramando en la suya y el miembro urgido y palpitante. Cumplió con su “rol” conyugal, cooperando tibiamente, al principio, con entusiasmo, intensidad y desenfreno, sucesivamente, cuando tomó conciencia. Con movimientos rítmicos, su boca mordiéndome suavemente y emitiendo suspiros y gemidos; sus uñas hundiéndose en mi espalda a cada embestida de mi miembro. Nos mantuvimos entrelazados, deleitándonos, devorándonos mutuamente, hasta que sentí mi semen subir a la cabeza como tomando impulso, se me desató “algo” que imprimió un ritmo desenfrenado al entra y sale de la verga, que amainó luego de que el fluido que había subido descendió precipitadamente e inundó la cuevita de Mariel, quien, con un profundo gemido previo exteriorizó su orgasmo, arañándome la espalda y moviendo frenéticamente su pelvis. Recuperado, después del epílogo, el ritmo cardíaco normal, ella suspiró, pseudo quejas por haberle interrumpido el sueño. Luego quiso saber: -¿Qué era lo que tenías en la boca cuando comenzaste a besarme? Era dulce y alcohólico. Un licor… y vos no tomás ni vino ni licores, que yo sepa ¿De dónde lo sacaste? -Era el hada verde. Viene del modular del comedor. ¿Viste que bueno? ¡Lo sentiste y paladeaste y te despertó! Y, por añadidura, re-cariñosa. -Lo que sentí adentro y me despejó fue otra cosa, ¡caradura!!! ...
    ... ¡Qué hada ni que bruja!!!... ¡Tu verga como fierro!… ¿Qué decís que es el hada verde? -El ajenjo que tenemos en el barcito del modular. -¡Ahhh ya se!!! Ahora caigo, es esa petaquita color esmeralda que trajiste de Madrid. Me había olvidado de ella ¿Qué se te dio, desempolvarla, hoy y a esta hora? -Mañana te cuento lo que me vino a la memoria cuando, al llegar, te vi como la Venus Desnuda de la pintura de Giorgione, con una manito en la “flor de la vida”. Quería despertarte y “cachonda”… -¡Que loco lo tuyo!! -Es hora de dormirnos. Y hay quien dice que los años de convivencia traen, invariablemente, el tedio. En nuestro caso, los años de convivencia, a pesar de cierta, pesada, pero soportable rutina, siguieron siendo altamente placenteros y ardorosos, en esa época y posteriormente. Tal vez, en algo contribuyó el habernos atrevido, de tanto en tanto, a sutiles indecencias, a pasiones y/o a amores furtivos. Está probado, sin lugar a dudas, que el ajenjo no es alucinógeno ni afrodisíaco pero… mi adhesión al método científico flaquea cuando rememoro esa noche extraordinaria de los años 90. Me invade la sospecha de que sí, con ese elixir, se potencia la propensión natural del ánimo y el cuerpo a juntarse con otro ánimo y cuerpo y volverse ambos un todo durante un cautivante intervalo de tiempo, conocido pero siempre renovado, gratificante e, indefectiblemente, siempre demasiado breve. (Y, en ocasiones, reñido con la moral y las buenas costumbres que todo humano, se supone, debería ...