Una noche irrepetible
Fecha: 02/04/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: jgiglia, Fuente: CuentoRelatos
Una noche templada, parida por un día caliente, de la segunda mitad de los años 90, al llegar a casa llevaba en el auto juguetes nuevos para mis tres hijos y una excusa antigua para mi esposa. Después de una cena frugal, bañado, afeitadora eléctrica a pilas en el maletín, vestido con la ropa habitual para las ocasiones en que tenía trabajo fuera del horario normal -para no despertar sospechas- y una expresión de sacrificio, salí para encontrarme con Erika. Erika tenía un aire decidido y una belleza poco común. De buena fuente, sabía que, no habían sido pocos los jóvenes que penaron por sus favores y sufrieron por sus rechazos y caprichos, que heredó las formas de la madre, los gustos del padre y que luego de trastornar abogados, médicos, políticos acabó sucumbiendo a un Individuo que por su nacimiento y posesiones descollaba entre sus conciudadanos: un marido VIP, que le daba una vida tibia y holgada pero en la época en que, mi trabajo hizo que alternara con ella (tenía a su cargo un proyecto, para la empresa de su marido, proyecto para el cual me habían asignado, en la empresa de ingeniería que me daba trabajo), sus antojos ardientes estaban con acciones, si no congeladas, monótonas. Transcurrido el tiempo -algunos meses- múltiples encuentros profesionales, sondeos y sugerencias para inducirle a “jugar con nuevas cartas”, ella largó la rutina, supuestamente años de indecisión y tomó un taxi, para una aventura, más o menos a la misma hora que yo salía en mi auto. Llevó ...
... consigo un perfume nuevo para mí, una esperanza antigua y una excitación reciente para sí misma. Bañada, depilada y con ropa íntima sugerente -para despertar antojo-, vistió una conveniente expresión de indiferencia –nunca se sabe– que no se correspondía con el vértigo de lo prohibido ni la osadía de bucear en lo desconocido con un hombre (yo), no mal posicionado, que perdía, y mucho, en nivel social y económico con el marido pero lo aventajaba en actitud, en estilo, en trato y en temas de conversación, en ocasiones, salpicados con delicadas indecencias y tenues vulgaridades. Dejé el auto en una playa próxima a mi oficina –nunca se sabe– Antes de entregar la llave repasé mi barba y mi peinado con la ayuda del espejo retrovisor. Luego tomé un taxi para ir al bar de la esquina de Corrientes y Callao (hoy desaparecido). El programa, para ese día, era el habitual para encuentros de ese tipo, excepto por la compañía: una mujer Vip, con marido VIP, probablemente tendría la clase que le faltaba a las cómplices de contravenciones precedentes. Quién sabe si no mezclaría a los gemidos algo de francés… El encuentro comenzó con sonrisas cómplices y dos besos en las mejillas: -¡Estas espléndida, resplandeciente!! -Muy gentil, gracias por la amabilidad. -Estoy hablando en serio. -A todas las que traés aquí, le dirás lo mismo -Vos sos la primera. -No te lo creo. -… -¿Querés pedir ahora? Hablamos de banalidades, de actualidades, y de la belleza, elegancia y charme de mi compañía de esa noche, yo. ...