1. Esta vida tan hermosa


    Fecha: 02/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... invitó a almorzar a un restaurante cercano a las oficinas. Acepté con reticencia, extrañado de esas familiaridades poco comunes entre ambos, pero atribuyéndolo a la necesidad de plantearme un tema privado de la empresa como había ocurrido un par de veces antes. Pero no se trataba de eso. El almuerzo fue tenso, esperando yo que en cualquier momento me dijera el motivo de esa inusual cita. Hasta que ya en los cafés me lo soltó. -Hace más un mes conocí una hembraza -comenzó con su aire habitual de insoportable suficiencia- Una puta, trotona de calles, pero preciosa y caliente como perra. Me la encontré cerca de las nueve de la mañana buscando clientes a una cuadra de las oficinas, lo que comprenderás es extraño porque esa no es zona de putas. Pero eso no importa. Me llamó la atención, eso sí, su belleza y su vestimenta tan provocativa, además que parecía esperarme a mí porque se atravesó frente al auto obligándome a parar. Lo concreto es que la hice subir y me la llevé a mi departamento. A los cinco minutos la tenía en pelotas chupándome la verga. Me di el gusto de hacerla comerse mi semen para forzarla a saber que a partir de ese momento yo sería su amo. Tu sabes que las putas sólo se comen el moco de su macho, casi como un rito de aceptación de su sometimiento. Luego la clavé y me la llevé ensartada hasta el dormitorio donde le di sin misericordia, aunque debo confesar que esta basura es insaciable, una puta enferma de caliente con la que puedes hacer lo que se te de la gana. ...
    ... Yo entré al mundo fascinante del macho cafiche con esta puta; la exploto durante el día en mi departamento mandándola a la calle a buscar clientes, aunque también suelo enviarle a amigos míos, o conocidos de mi círculo. En la empresa hay ya un buen número de sujetos que han pasado por entre sus piernas. No me interesa la plata, pero me fascina que cada día me entregue hasta el último centavo esperando ansiosa mi veredicto. Si es poco, me doy el placer infinito de castigarla desnuda hasta que se arrastra por suelo pidiéndome piedad. Luego me la tiro a lo bestia, lo que la hace gozar casi hasta la locura. Se quedó en silencio mirándome con la más desagradable de sus expresiones irónicas. Yo estaba tenso hasta lo insoportable, con un vago presentimiento que me impulsaba a pararme y salir huyendo sin escuchar el fin de su historia. No lo hice, sin embargo. En cambio, musité: -¿Y por qué me cuentas esas bajezas de tu vida que no me interesan en absoluto? Volvió a sonreír y con toda calma apagó el cigarro deteniendo mi gesto de levantarme de la mesa. -¿No quieres ir a tirártela? No cobra mucho y sólo pide que se la forniquen sin parar, ojalá por el culo que le fascina... Me jaló suavemente por el brazo insinuando que volviera yo a mi asiento. -Déjame describírtela, amigo mío, antes que te vayas. Es bellísima, con un coño todavía apretadito, a pesar de lo corrompida que es. Sus nalgas, sus pechos, sus caderas, sus piernas, son simplemente perfectas. Pero lo que más me excita es ese ...
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