Conyugues intoxicados, conyugues encamados.
Fecha: 08/01/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... de las miradas, pero con las carnes sublevadas y estábamos los dos solos entre paredes. Sentado, con dos almohadas como respaldo intentaba, infructuosamente, leer un libro cuando escuché, o imaginé, suspiros y gemidos, apenas perceptibles, provenientes del cuarto de Florencia. Mi pene terminó de hinchar el pantalón piyama que vestía. Luché conmigo mismo, perdí, me levanté y fui a su puerta, entreabierta, que dejaba salir un haz de la luz del interior: -Florencia ¿Estás bien?- -Yo siii ¿A vos te pasa algo?- Por supuesto, estaba en caída y sin paracaídas: -Pasa que vos te estas toqueteando a solas y yo, tocándome también a solas ¿No es un desperdicio?- Demoró en replicar: -La verdad …. no se …. de que hablas …. - Abrí la puerta, la encontré destapada, con corpiño y bombachita diminuta, blancos los dos –nada de pijama o camisón- . Se cubrió con la sábana pero no hizo ademán alguno para “repeler” mi intrusión. Sólo cuando comencé a entrar debajo de la sábana, balbuceó, sin énfasis: -¿Pero que hacesss? …. ¡Carlos no podes …!- -¡Claro que puedo y podés! Y los dos lo necesitamos – -¡Es una … - Mis labios en sus labios, silenciaron su, aparente, protesta. Mi mano derecha en su entrepiernas extinguió, antes de nacer, cualquier resistencia a su propensión de ceder a su naturaleza de hembra excitada. -Carlos, …. es una guachada …. Hector y Mariel internados …y nosotros …. - - … vamos a hacer el amor …. – Sin oposición, la despojé del corpiño y me concentre de lleno en sus pezones ...
... erectos con palmas, dedos, labios y lengua. Ella, metió una mano dentro de mi pantalón y rodeó mi miembro tieso. Entre suspiros y gemidos, filtró una ironía: -. mmmm …. Decime … ¿está tan …ahhhhh … sublevado por … mmmm …. mi?- -¡No si va a ser por las sales minerales de las termas! – le seguí el juego. Apartó la sábana, bajó un poco mi pantalón, mi pene saltó erecto e hinchado con las venas marcadas totalmente afuera, me dio un pequeño beso en la boca, volvió a tomarlo en sus manos, amagó erguirse, con la intención evidente, de metérselo en la boca. No la dejé: -Otra vez será, muñeca …. de momento vamos a coger …. como cogían nuestros padres – Asintió con la cabeza. Manotee la bombachita que, rauda, salió por sus pies y fue a dar en el piso, seguida por mi piyama. Me trepé entre sus piernas abiertas, fiel a su obstinación volvió a meter mano a mi miembro y lo acomodó. Sólo tenía que empujar. Empujé y percibí la bienvenida adentro de ella: -¡ Ahhhhh …. siiiiiiii, …. mmmmmmmm!!- Comencé a cogerla con exaltación y fogosidad, excitado como nunca. Sus movimientos se intensificaron, sentí cómo la humedad de su sexo aumentaba, mi entra y sale me devolvía un chasquido morboso, intenso, cavernario que invadía mis sentidos. Gotas de sudor caían de mi cara a la suya y sus gemidos, quejidos y gritos –tuvo por lo menos dos orgasmos- retumbaban en mi cabeza. Me remontó al cenit del placer corporal y, desde allí, solté, en su gozosa cavidad, más semen que todo el mes en mi esposa. Estuvimos un ...