Trágica historia de sexo
Fecha: 27/12/2018,
Categorías:
No Consentido
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... peló la pija. Los otros tres nos paramos para ver el espectáculo de cerca. La chica agarró el tronco, y engulló la poronga. Pocas cosas en el mundo me parecen más hermosas que un bello rostro femenino siendo violado por una verga. Así que, a pesar de que la chica del pelo planchado, y piel pálida, parecía no disfrutar de lo que hacía, me calentó muchísimo ver cómo, con su expresión apática, se devoraba la pija de Gonzalo. La chupaba con vehemencia, y lo pajeaba. Cada tanto la escupía, y yo enloquecía viendo la saliva deslizándose por el tronco. Era mejor que ver una película porno. Mucho mejor. Mauro aprovechó para manosear el culo de la chica, mientras se la mamaba al otro. Acercaba su rostro, oliendo el trasero a través del cuero. En un momento lo mordió con violencia, pero la chica no hacía más que seguir chupando. Gonzalo la agarró de la nuca. “ahí va”. Dijo, entre jadeos. Estaba transpirado, y pasaba su lengua por los labios. “trágate toda la leche zorrita”. Se retorció en su asiento y largó un grito exageradamente fuerte. Cualquiera diría que hacía años que no eyaculaba. La chica no liberó la pija hasta que Gonzalo depositó la última gota, y aun así seguía apretándola con sus labios, incluso cuando el miembro se tornaba fláccido. Luego, abrió la boca y mostró a todos, el semen que tenía adentro, para luego tragárselo. Y ahora me tocaba mí. Un poco de semen le colgaba de la barbilla. Me dio algo de impresión, pero también me excitó. — Si no tenés ganas, no lo hagas. — ...
... alcancé balbucear. Entonces sentí que dos manos fuertes me agarraban de los hombros. — Tranquilo amigo. Ella está acá para que la pasemos bien. La chica corrió las dos pilas de repasadores que usaba para no lastimarse las rodillas y las colocó frente a mí. Se arrodilló. Recién ahí noté sus ojos verdes. Fue la mujer más hermosa con la que estuve. Abrió el cierre de mi pantalón. Bajó el elástico de mi bóxer y se encontró con mi verga completamente erecta. Tenía mucho presemen y en el glande estaban adheridos varios vellos púbicos. Ella se deshizo de ellos, y en el acto me pellizcó levemente. Luego me miró a los ojos. Definitivamente no quería estar ahí. Pero aun así se llevó mi miembro a la boca. Lamió el glande y el prepucio generándome un placer violento. Me acariciaba las bolas peludas mientras chupaba. Y cada tanto, se la metía casi toda. Mauro se puso de nuevo detrás suyo. Parecía auscultarle el culo. Germán se tocaba la pija mientras veía, y a Gonzalo se le hacía agua la boca. No aguanté mucho. Desde que empezó a servirnos la cerveza mientras los otros la toqueteaban, hasta que Gonzalo eyaculó en su boca, que mi sexo estaba hinchado, y largando presemen. Así que mi polvazo vino enseguida. La agarré del cabello con violencia, y comencé a masturbarme frente a su cara. Ella abrió la boca y sacó la lengüita, moviéndola, como pidiendo que la leche caiga ahí. — No le enchastres la cara que después seguimos nosotros, y no quiero esperar a que vaya a lavarse. — dijo Mauro. Pero yo ...