Trágica historia de sexo
Fecha: 27/12/2018,
Categorías:
No Consentido
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... cuerpo de la mujer se estremecía ante las embestidas de Germán. La mujer gemía de placer. Germán le estrujaba el culo con la mano que tenía libre, y la atraía hacia él una y otra vez para clavarle sus estocadas. En un momento la mujer se dio vuelta, y vio que estaba siendo filmada. β Ay no, no me filmes por favor. β suplicó. Pero habría de estar gozando mucho, porque no se animó a apartarse de la poronga de Germán. β ¡No me filmes! β le gritó. Pero el otro seguía grabándola mientras la cabalgaba. El video terminó cuando Germán eyaculó en las nalgas de la rubia. β La filmaste igual, hijo de puta. β río Mauro. β La verdad que te comiste un bombón. β dijo Gonzalo. β Podrías haberte buscado otra ¿no? β le dije yo. Pero no pareció si quiera escucharme. β ¿y no te rompió las bolas para que borres el video? β preguntó Mauro. β Sí, pero la convencí de que me dejara guardarlo. β rio perversamente Germán. β le dije que me gustaba tanto, y tenía tanto miedo de no volver a estar con ella, que necesitaba un recuerdo de nuestra noche juntos. β Sos un capo. β Dijo Mauro. β Por supuesto, le prometí no mostrárselo a nadie. β Agregó Germán. β ¿quieren ver más? β ¿Hay más? β preguntó Mauro. β No puedo creer que te haya dejado grabar más. β dijo Gonzalo. β Esta es la mejor parte. β dijo Germán. Puso otro video. Sólo se veía la nuca de la rubia, que subía y bajaba una y otra vez. Le estaba chupando la pija. β Me voy a mi casa. β dije. β ¡Epa no seas amargo! β dijo mauro. β mirá que bien la ...
... chupa. Ya me parecía raro que Huguito se coma a una yegua así. Sólo una puta le daría bola. Me dieron ganas de romperle la cara. A él y a Germán. Pero me reprimí. β ¡Mirá como mira a la cámara! β Dijo Gonzalo, Fascinado. Ya se había dejado llevar por los otros dos. β a ver si se la traga. β Obvio que se traga toda la leche. β Mirá como pone la mano para que no le tires a la cara. β dijo Mauro. Abrí la puerta y la cerré a mis espaldas. β¦. Los ignoré durante varios meses. De hecho, no quería volver a verlos. A Gonzalo quizá sí, pero a los demás no. Temía que me agarre un ataque de ira y empiece a repartir piñas. Pero también me preocupaba Huguito. A pesar de que en su vida tuvo éxito, no me cabía duda de que era una persona extremadamente sensible. ¿Cómo reaccionaría si se enterara de que su mujer le fue infiel? Y lo que más me perturbaba era imaginar que Germán hiciera público el video que tenía con la mujer rubia. Al fin y al cabo ¿de qué hubiese servido hacerle esa maldad a Huguito si el perjudicado no se enteraba? Las carcajadas que se oían en el aula cada vez que le hacían una maldad, no serían nada en comparación a las que recibiría si el video se publicara en internet. La idea me enfurecía, pero no sabía qué medida tomar. No podía advertírselo a Huguito, porque entonces, me arriesgaba a ser yo el encargado de arruinar su vida. ¿Y si hablaba con Germán y lo obligaba a borrar el video? Eso no funcionaría. Lo más probable era que terminemos enzarzándonos en una pelea en la que ...