1. Atendido por mi cuñada Margarita


    Fecha: 10/12/2018, Categorías: Incesto Infidelidad Autor: romiyjoal, Fuente: CuentoRelatos

    ... beso de rutina y me comentó de inmediato que su cistitis iba mejor. El ardor era menos intenso, pero que era incómodo tener que beber agua cada treinta minutos e orinar a cada rato tal como se lo habían prescrito el doctor. Era ya su tercer día de tratamiento que consistía en aplicarse durante siete noches un medicamento intravaginal para desinflamar la cistitis aguda. Eso requería de abstinencia sexual de al menos quince días. Al preguntarme por mi cita médica de la tarde le respondí que todo iba bien sin darle detalles y ocultándole la consigna del médico. No la quise hacer sentir mal tal como me lo había indicado Margarita. Era inútil comentarle que el médico me había dado una cita para dentro de diez días en la que yo debía describirle el desempeño sexual de mi miembro viril después de haber sido sometido a una cirugía de corrección de curvatura peneal pronunciada. Eso implicaba que idealmente a diario yo debía tener sexo para ganar confianza y detectar cualquier incomodidad o anomalía y poder hacérselo saber en la cita próxima. - ¿Mi hermana te pudo acompañar? - Si, ella fue conmigo. Cenamos, hablamos, miramos una película aburrida en la televisión. Ella tomó su ducha y luego la ayudé a aplicarse su medicamento vaginal. Su vulva afeitada toda abierta hizo que mi verga se pusiera dura. Le introduje el tubo plástico inyectable lleno de un medicamento cremoso color ocre y luego nos dormimos, aunque a mí la ansiedad poco me dejó conciliar el sueño. A las once y cincuenta de ...
    ... la mañana del día siguiente, un poco más temprano de lo habitual cual lo acordado, Margarita llegó como si nada extraordinario fuera a ocurrir. Su negra y abundante cabellera estaba recogida en un moño espeso sostenido por un peine de pasta rosada y dientes largos. El cuello desnudo con dos lunares lucía más sensual de lo habitual. Tenía puesta una blusa rosada de tirantas delgadas y de escote en “v” bastante generoso, bien ceñida a su cuerpo de contextura abundante y grandes senos. Abajo solo portaba una vieja falda negra simple apenas por encima de sus rodillas. Hizo lo que había hecho todos los días de convalecencia. Llevarme el almuerzo. Dejármelo servido y después a revisar si la herida de la cirugía en mi pene iba bien. Su experiencia de enfermera le permitía mirarme como un paciente. Sin vergüenza y con una actitud profesional. - La verdad, ya no tienes nada. Se ve todo bien. No hay inflamación y la herida está cerrada. Me sostuvo el pene fláccido entre sus dedos y me lo apretaba por el tallo suavemente para detectar si me dolía. - El médico tiene razón. Ya estás listo. Solo toca probar si la sensibilidad está bien y comprobar que las funciones se desarrollan con normalidad y sin dolor. Ella hizo todo. Yo permanecí sentado en mi sofá de dos puestos contemplándola en silencio con la excitación en el alma. Ella con sigilo, corrió las cortinas de las ventanas de la sala para garantizar absoluta privacidad y de pie frente a mis ojos se descorrió la corredera trasera de su ...
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