Un buen vecino
Fecha: 14/10/2017,
Categorías:
Dominación
Hetero
Autor: Fernán, Fuente: CuentoRelatos
... se trabó la llave y no puedo hacerlo. —Bueno, ponte cómoda, y deja que vaya a ver qué pasó —le dije acompañándola hasta el sillón del living. —Gracias, realmente no sabía que hacer. Salí del departamento y fui hasta el quinto piso. Allí en la puerta estaba la llave que sin querer habían colocado al revés y se había trabado. Luego de unos minutos de forcejeo pude sacarla, y la probé abriendo y cerrando la puerta varias veces. Funcionaba perfectamente. Cuando bajaba por el ascensor, un plan miserable se formó en mi mente, y era tal la desesperación de gozar de Felicia que lo puse en práctica sin meditarlo demasiado. Entre a mi departamento y cerré la puerta. A continuación fui hasta el sillón me senté y le devolví su llave. Al hacerlo mi bata se abrió un poco, dejando ver mis piernas y hasta bien arriba y tapando apenas mis huevos y mi verga. Observé como ella miraba de reojo y se ruborizaba. —¿Quieres tomar un café? —le dije inocentemente. —No quiero molestarte —dijo con vos afectada por los nervios, mientras su mirada pasaba de mi rostro hacia mi entrepierna —No es ninguna molestia —dije levantándome, de tal manera que por un segundo dejé a la vista mi verga, bastante excitada, y asegurándome que ella la notara. Y fui hasta la cocina. Desde allí seguimos conversando de su nueva casa, su trabajo, el de su marido, y del poco tiempo que tenían para verse, ya que él debía viajar permanentemente, saliendo a la mañana temprano y volviendo a la noche. —Debe ser duro estar siempre ...
... sola —dije —Sí, me cuesta acostumbrarme. Volví al living con la bandeja, y la dejé en la mesa. Debajo de mi bata mi verga empalmada era notoria, y ella se mordía los labios y no sabía dónde mirar. Me senté a su lado, y le serví su café, apoyando mi verga en su pierna, la que sentí como se tensó cuando mi aparato la apoyó. Yo estaba prácticamente encima de su cuerpo. Noté su respiración agitada. —Disculpame un momento —dije, tomando suavemente sus anteojos. —¿Qué haces? —dijo tratando de resistirse —Quiero ver como luces sin anteojos —dije con cara de inocencia. Retiró sus manos y me dejó hacer. Saqué sus anteojos, y los dejé sobre la mesa. La tomé de los hombros y la giré hacia mí. —Eres realmente preciosa —dije, y sin más me apoderé de su boca. Mi acto la sorprendió. Al principio quedó helada, pero enseguida comenzó a rechazarme con sus manos. La tomé de ellas y las puse a su espalda mientras seguía besándola, mientras con mi peso la obligaba a acostarse en el sillón y yo encima de ella. Cuando sentí que se tranquilizó me separé unos centímetros. —¿Que estás haciendo? —dijo mirándome con furia —Que voy a hacer debiste preguntar —y volví a besarla, metiendo mi lengua en su boca Así aplastada en el sillón, con sus brazos detrás de su espalda y su boca tapada, la tenía a mi disposición. —Nena, no puedo seguir viviendo si no eres mía. —¿Estás loco? Te voy a denunciar. —A ver, ¿Cómo vas a explicar que hacías en mi departamento? ¿Tu marido creerá que yo te traje por la fuerza? —Vine ...