AMELIA - Relatos Eróticos

AMELIA

la decisión y Karina se quedó con nosotros.
Estoy,realmente,feliz de haberla encontrado,aparte de su eficacia en sus labores,es un ejemplo de trato amable y predispuesta a cualquier tarea.
Por supuesto,con los días,ha ido acomodando sus horarios y se gana sus merecidos descansos,y,mis respetos.
Debido a este respeto por sus periodos de descanso es que en vez de solicitarle un vaso de agua a la siesta y con Carmelo,en el club, decido, ir hasta la cocina y servirmelo yo misma.
Al pasar frente a su habitación,escucho lo que parecen ser gemidos Temiendo que esté aquejada por algún dolor,toco su puerta entreabierta e ingreso sin esperar respuesta.No habría de extrañar que el impacto visual que recibo me hubiera quitado el habla.Acostada,de espaldas,sobre su cama y desnuda,por completo,Karina,baja y sube su mano por la verga más descomunal y gruesa que yo tenga recuerdo.Interrumpe su  vaivén y me mira.Su mirada es mitad sorpresa,mitad orgullo.Mi vista no puede apartarse de semejante miembro.me adelantó hasta orillas de su cama y sin poder evitarlo,mí mano se extiende y envuelve el, increíble, mástil.Mi mente siquiera razona que estoy tocando una pija en un cuerpo, aparentemente,de mujer.La dureza del bastón y las gruesas venas que lo recorren absorben todos mis sentidos.
De manera, natural,mí mano reemplaza la suya y continúo con el sube y baja.Mi respiración y mis latidos se descontrolan y disparan.Absolutamente, abstraída trepo a su cama y cruzo una de mis piernas por sobre ...

 su cuerpo.Ella,solo, observa como flexiono mis rodillas y mís entrepiernas van estrechando la distancia que separa mí vértice de la, impresionante,cabeza que,ahora,apunta hacia mí entrada.La verga se empieza a perder por debajo del arrugue de mí falda.mientras yo, descorro la fina tela de mí bombacha.El primer contacto de su piel entre mis labios me provoca una descarga eléctrica que amenaza con terminar con mí vida.Karina no hace, absolutamente,nada.Salvo mirar como mis rasgos faciales se van transformando a medida que el  macizo,
tubo va ingresando en mí cuerpo.Mis cejas se arrugan,mis labios son, apenas,
una línea y puedo oír el rechinar de mis dientes,pero,no ceso en mí descenso.
Lentamente voy en busca de su base.La gorda cabeza exige de mis labios la mayor extensión,mientras,el grueso cuerpo que la sigue expande mí concha al máximo de su capacidad.Su mata de vello púbico rozando mis labios, me fuerza una,obligada, sonrisa.Pensé que nunca podría lograrlo
El,descomunal,instrumento descansa, totalmente,en mí interior.Recien,en ese instante,ella,posiciona sus manos en mis caderas y empieza un hamaque que consiste en un entrar y salir de dentro mío.Me resulta imposible controlar mis gritos y gemidos.No tengo dudas de que me está destrozando mí vagina,como
tampoco guardo dudas que eso que viene subiendo desde la punta de mis pies y que,también,viene bajando desde mí cerebro al juntarse en mí concha me producirán el más tremendo, orgasmo,
del que tenga conocimiento.No me ...