Alicia despierta de pronto
Fecha: 20/10/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Alicia despierta del sueño Hola, me llamo Alicia. Soy de España y vivo en Galicia, en concreto en Pontevedra. Quiero contarles esta historia en la que descubrí que a mi marido le gustaban los hombres. Él que que se las daba de muy hombre, y de cómo a partir de ese momento decidí vengar mi amarga realidad. Luis es abogado en ejercicio en nuestra ciudad, es moreno y de aspecto varoníl, con mucho bello por su cuerpo y con una "herramienta" que no está acorde con sus tendencias pues con ella, desde luego, podría hacer feliz a cualquier mujer, al menos a mi me ha dado bastante placer cuando aún no sabía cual era su condición. No tenemos hijos y doy gracias al cielo porque no ha sido así. En fin, el descubrimiento de su homosexualidad se produjo cuando una tarde llegué a casa antes de lo previsto. Al entrar noté algo raro, es decir, como si alguien más estuviera en casa, ya saben eso que dicen de la intuición femenina. Fue como una rrafaga. Entré y dejé el bolso y la chaqueta en el sofá del salón. Todo esto, casualmente, porque estaba algo cansada, sin hacer ruido alguno. Yo pensaba que Luis estaría en su despacho como siempre a esa hora de la tarde. Decidí darme un baño y como éste se encuentra dentro del dormitorio abrí la puerta y me adentré algunos pasos. , la luz estaba matizada por las cortinas y la habitación estaba casi a oscuras, menos mal que la puerta del baño estaba cerrada. Lo primero que ví fue como aquel hombre, desconocido para mí, un hombre joven, rubio y bien ...
... conformado(estaba de espaldas a mí y en una posición en la que ninguno de los dos podría verme aún)se encontraba de rodillas en la cama mientras Luis estaba haciéndole una mamada. No se dieron cuenta de mi presencia. No se oía nada, sólo el "glug, glug" típico de cuando se esta chupando una polla o te están comiendo el coño. El ruido era de anhelo por aquella polla que se estaba comiendo el muy cabrón. La primera reacción fue marcharme inmediatamente, pero estaba casi agarrotada de la impresión, de la sorpresa, de que en ese mismo instante mí mundo se derrumbaba. La debilidad acudió a mí, en un solo instante me encontraba desprotegida, no tenía fuerzas. El hombre que se suponía era mí sostén, el que con su hombría alibiaba mi estar, se había, en un instante, convertido en algo para mí impensable. Yo estaba viendo como se la chupaba a otro hombre y como éste le metía un consolador en el culo. Ni siquiera estaba poniéndome los cuernos con otra mujer, no, era peor, era afeminado, un maricón. La verdad no supe que hacer. Lentamente di marcha atrás sobre mís pasos. Lo único que alcancé a pensar era que tenía que meditar la situación, mi futuro, mi vida. Salí del cuarto lo mismo que entré, sin hacer ruido recogí mis cosas y me fui a la calle. En la mesa de un bar, mientras tomaba café, frente a nuestra casa, fui tranquilizándome. Yo, que puedo ser fria y calculadora, comencé a serlo en ese momento. Pensé en todas las variables a tener en cuenta. La primera era saber si quería ...