La noche de Ana en un ganbang - Relatos Eróticos

La noche de Ana en un ganbang

La noche de Ana en un gangbangAna se quitó los jirones de ropa que le habían dejado y entonces pude comprobar, con sorpresa y horror, que su cuerpo había quedado bastante maltrecho luego de una brutal sesión de sexo. Tenía rasguños y zarpazos marcados en la cara interna de sus muslos, las nalgas enrojecidas evidentemente por palmadas y azotes, moretones en los antebrazos y las muñecas, como si hubiera sido maniatada, el orificio anal dilatadísimo, mucho más que en otras oportunidades, dejando escapar todavía semen fresco, al igual que los labios vaginales, totalmente abiertos e inflamados. Se podía ver que la habían sometido muy brutalmente.Me adivinó el pensamiento porque me dijo que la habían violentado varias veces durante la noche y me pidió perdón por haber disfrutado y gozado cada instante de esa situación.Cuando se deslizó dentro del agua caliente comenzó su relato:“Fuimos directamente a la carnicería, ya que Marcos dijo que había olvidado unos documentos en su casa. Quiso que lo acompañara a buscarlos y en cuanto estuvimos en su habitación me pidió que lo dejara cogerme, ya que su papel esa noche era solamente el de conductor.Me sorprendí, ya que pensaba que Ricardo y él iban a compartirme con otros hombres más.Disfrutó de un breve striptease que le hice y me llevó hasta la cama, indicándome que me iba coger como a una perrita. Le recordé que debía usar un condón, así que en apenas un par de segundos ya tenía esa enorme verga recubierta en látex lubricado. Cerré ...

... los ojos y traté de relajarme, sintiendo que esa pija descomunal se abría paso muy lentamente entre mis labios vaginales y me llenaba la concha hasta el último rincón. Marcos mientras me acariciaba las tetas, haciendo que mis pezones se endurecieran y comenzara a gemir de placer. Así estuvo un rato, bombeándome muy despacio, algo extraño en él, que siempre ha sido muy bruto, hasta que se arqueó y aulló como un a****l, dándome a entender que había acabado. Luego se salió y comenzó a vestirse, muy callado, casi triste. Yo no había podido acabar, así que fui al baño a vestirme y mientras me lavaba en el bidet, me hice una buena paja aprovechando el chorro de agua tibia.Luego volvimos al auto y se dirigió hacia las afueras por la autopista. Viajamos en silencio y después de un par de horas llegamos a una casa quinta, donde Ricardo nos esperaba en la puerta. Le gustó como estaba vestida, diciendo que iba a complacer a sus invitados. Me acarició el culo con las dos manos y me besó largamente, advirtiéndome que esa noche me iba a entregar a unos desconocidos. Quedé algo sorprendida, pero en silencio lo acompañé hasta adentro, luego de que despidiera a Marcos con un gesto desdeñoso.El interior de la casa estaba bastante oscuro, las habitaciones muy espaciosas pero casi sin decoración ni muebles, un ambiente bastante deprimente en general.Ricardo me llevó a una especie de vestíbulo y me hizo apoyar en el respaldo de un sillón. Se puso a mis espaldas y me quitó la pollera, sintiendo ...