El joven de al lado
Fecha: 16/09/2018,
Categorías:
Voyerismo
Infidelidad
Autor: Edwan.sedafaar, Fuente: CuentoRelatos
... morderlos. Ora el derecho, ora el izquierdo, lo hacía como un verdadero animal demente. Era ya el momento de entregarme a él por completo. En ese momento todas mis acciones eran guiadas por un profundo, animal, oscuro y desenfrenado instinto dentro de mí. Me zafé de sus brazos y besos y me di la vuelta dándole la espalda. Me incliné un poco sacando el trasero y baje mi bikini lentamente. Mis nalgas lucían esplendorosas para él. Húmeda y sudada terminé por bajarlo y quedar completamente desnuda ante él. No tardó en tomarme de las caderas y como un animal a punto de montar a su hembra, aún con sus shorts enredados en sus tobillos, avanzó hacia mí trastabillándose, balanceando su pene adelante y atrás buscando introducirlo en mi vagina que lucía hinchada y punzante entre mis nalgas. Eso me calentó mucho más. Era un muchacho a punto del colapso que me deseaba con su vida y que ya no tenía conciencia, al igual que yo, solo estaba moviéndose por sus deseos profundos de hacerme suya, de allanarme, de penetrarme como me lo merecía por ser una zorra riquilla. Esos torpes movimientos de deseo me hicieron ponerme a punto de explotar, así que, levanté más mis caderas buscando que me penetrara cuanto antes. En ningún momento llegué a pensar en un preservativo, ni siquiera pensaba en su existencia, o en las consecuencias de nada. En ese momento solo quería a morir consumar el coito y verme llena de su carne en todo mi sexo. Su cabeza palpitante rozó mi vagina. Por ser yo algo más alta que ...
... él, tubo que ponerse un poco de puntillas. Mis rodillas parecieron doblarse pero mantuve la postura. Él empujó con fuerza para penetrarme, pero su pene estaba hinchado y mi vagina también, por eso estaba resultando muy difícil que se introdujera. Yo estaba con las manos en la camilla y con el culo levantado, ojos en blanco de placer, babeando y gimiendo mientras sentía como mi sexo poco a poco cedía y la inflamada cabeza de su pene se colaba dentro de mí como un hierro incandescente que fundía todo mi interior. Él tiró su cabeza para atrás, y gimiendo, tomó mis caderas con fuerza y empujó su miembro hasta el fondo. Pude sentir cómo con dificultad, finalmente se abrió paso y topó con mis nalgas que tronaron al impactarse con su vientre. Los dos gemimos como animales, a plena luz del día en mi patio trasero ocultados del mundo solo por una cerca de madera de dos metros. Dejó su pene en el fondo de mí mientras seguía empujando sus caderas hacia mi y con sus manos, mis nalgas hacia él con todas sus fuerzas. No dejábamos de bramar como animales. Sentía su pene latir dentro de mi vientre y mi sexo se contraía y relajaba rítmicamente provocando los alaridos de ambos. Comenzó así un vaivén cadencioso. Fue incrementando cada vez la velocidad y a poco tiempo estaba ya embistiéndome como un toro. Mis nalgas se impactaban con su vientre y el sonido era delicioso al sentirme penetrada a fondo por mi joven vecino. Tiraba su cabeza hacia atrás y decía cosas que no entendía. Subió una mano ...