1. La administradora


    Fecha: 29/07/2018, Categorías: Infidelidad Autor: RAMM, Fuente: CuentoRelatos

    Hola, primera vez que escribo. Soy un hombre casado, de 41 años de edad. Soy abogado y aunque asesoro varias empresas, en la ocasión de este relato, se trata de una academia de capacitación. Llegó, entró a la oficina una mañana de un día diferente. Tan segura de sí, que al verla sentarse, pensé innecesaria la entrevista para la que la había citado. Con una sonrisa pícara y aires de mujer descomplicada, saludó y me entregó el curriculum. No sé cómo, pero tuve que exigirme para poder entrevistarla. Sencilla, tranquila y natural, pero con una estela de sensualidad que motivó pensamientos irracionales en mi. Tuve que controlarme. Al final, de las candidatas, ella quedó con el cargo de administradora de la empresa para la que estaba trabajando. Días después, me correspondió recibirla y al verla, volvieron a mí esas fantasías del primer día. Por algún tiempo en el trabajo ella debía entregarme información necesaria y nuestras reuniones se extendían y aunque en momentos las miradas y sonrisas se intercambiaban, no provoque más que apretones de manos. Luego, los mensajes se daban para saludar y fueron yendo a provocaciones mutuas. Fue allí cuando decidí tener a esa mujer entre mis brazos, tomar de ella todo lo que su mirada incitaba. Una tarde, en un compartir de la empresa, sentados cada uno al otro lado del salón, comenzamos a escribirnos y a provocarnos, hasta que le pedí que saliera al pasillo. Fuera de la oficina, los pasillos eran oscuros y nadie nos vería. En un momento ...
    ... dejó de escribirme y desesperanzado pensé que había exagerado al solicitar verla allí. Pasaron los minutos y no había respuesta, el desespero llegaba a mí, la buscaba y no la encontré en el salón. Hasta que un mensaje decía: Ven. No me hagas esperar mucho! Con prisa me pare y me dirigí fuera de las oficinas y allí pude ver su sonrisa llena de picardía, que me esperaba y al acercarme, un divino beso me aseguró que mis fantasías comenzaban a realizarse. El deseo se apoderó de mí y a cada beso le continuaba una caricia. Como pude saque de su blusa sus senos y los acaricie y mordí exasperado. Mi mano presionaba sus nalgas y entrando en su pantalón, llegue a sentir la humedad de su cálida vagina. Mientras acariciaba su clítoris, sus besos entregaban pasión, sus palabras pedían parar y, aunque su cuerpo quería explotar en goce, debíamos parar y volver al salón antes de que notaran nuestra ausencia. Hasta allí ese momento. Luego, vinieron días de miradas cómplices y la mañana del sábado, su mensaje pedía que nos viéramos. Mis ganas por ir más allá, dieron una respuesta decisiva: si nos vemos no puede ser en público, si te busco iríamos a un sitio privado. Y varios minutos después su respuesta me saco de la impaciencia: Ok. La recogí por el sitio indicado, se subió al carro y luego de un rico beso que indicó todo lo dispuesta que estaba a saciar nuestras ganas, avanzamos en busca de un espacio que compartiera nuestro secreto: Convertirnos en amantes! En el camino, mis manos inquietas ...
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