Mi infidelidad con Daniel
Fecha: 19/07/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: almasex, Fuente: CuentoRelatos
Me llamo Montse, tengo 37 años, y estoy casada desde hace ya nueve años. Mi marido José, tiene 40 años, pero se conserva muy bien, al igual que yo, que a fuerza de machacarme en el gimnasio, he minimizado el paso del tiempo por mi cuerpo. Nuestras relaciones sexuales, siempre habían sido muy satisfactorias, debido a que según mi marido seguía siendo aquella mujer espectacular con la que se había casado. No le faltaba razón, mis pechos no han acusado el efecto de la gravedad y mis pezones todavía apuntan desafiantes hacia el frente, tengo un trasero redondito y duro, seguido de unas largas y torneadas piernas. Sin pecar de inmodestia, llamo bastante la atención de los hombres. Cómo todos los años, cuando comienza el verano, nos trasladamos a nuestra casita de la playa, aunque mi marido tenga que ir a trabajar, lo hacemos porque yo disfruto mucho del verano y la playa y él siempre me complace. La casita la tenemos en un pequeño complejo dispuesto alrededor de una piscina común. Todos los propietarios son jubilados, por lo que paso la mayor parte del tiempo en la playa. A la semana de estar allí, llegó un chico bastante joven, que me llamó la atención, era alto, una sonrisa encantadora y un cuerpo envidiable, seguramente conseguido a base de practicar mucho deporte. Era imposible no admirar su escultural cuerpo mientras se paseaba por la piscina o tomaba el sol. Yo seguía con mi rutina de siempre, me levantaba tarde e iba a pasar el día a la playa. Un día mientras tomaba el sol ...
... en top-less, noté como alguien se acercaba a mí, abrí los ojos y allí estaba el, mirándome fijamente. Yo me ruboricé, me sentía incómoda, enseñándole los pechos. El chico después de una abierta sonrisa, capaz de derretir el mayor de los icebergs, me pidió si podía acompañarme, estaba harto de estar todo el día en la piscina rodeado de viejos cuyo tema de conversación preferido eran sus visitas al médico. Yo accedí, hice ademán de colocarme le parte de arriba del bikini, pero el insistió en que no lo hiciera, que no iba a permitir que por su culpa, dejara de hacer top-less, añadiendo pícaramente, que sería una pena condenar tan hermosos pechos a no disfrutar del sol. No pude evitar ruborizarme de nuevo, al tiempo que me sentía halagada por sus palabras. El día lo pasamos charlando entre chapuzón y chapuzón. Me contó que se llamaba Daniel, que podía llamarlo Dani, y que había venido a pasar el verano con sus abuelos, tenía 24 años y estaba en último año de Universidad. A partir de ese día, íbamos juntos a la playa, lo pasábamos muy bien. La verdad es que Dani era un chico muy simpático y también muy lanzado, no paraba de piropearme, lanzar miradas a mis pechos, y mientras nos bañábamos, aprovechaba cualquier oportunidad para sobarme un poco. Yo me daba cuenta, y me dejaba, me divertía la situación de poner cachondo a un hombre mucho más joven que yo. Me sentía muy atractiva y deseable. Así fueron pasando los días, la situación cada vez se tornaba más caliente, yo me divertía, ...