La sobrina de mi esposo (II) - Relatos Eróticos

La sobrina de mi esposo (II)

Era increíble todo lo que había leído entre Sofía y Andrés la forma en que se hablaban, lo que se contaban, con la naturalidad que se enviaban fotos o decían las cosas, bueno del tipo no se me hacía raro así son muchos tipos, pero de mi sobrina?, sobre todo que me tenía inquieta saber si en verdad hace todo lo que le dice al tipo o si como me dice aún no ha hecho nada; Ese tipo debía tener unas historias para contar, pero lo más increíble no era que fuera perro con todas, sino que se le entregaban como tan fácil, había que reconocerle que su miembro ayudaba muchísimo, no hay nada más excitante que un tipo que tenga un miembro grande o grueso y que lo sepa usar, eso no tiene discusión. Pero lograr que las nenas se fijen en su miembro para excitarlas eso si era el mérito que había que reconocerle, pero pues así son los chicos ahora quieren tener el mundo en sus manos y hacer de su vida sexual un polvorín; Estaba muy excitada mi vagina traspasaba mis pantis de lo mojada, mis senos parecían piedras quería cogerme a mi esposo y que me usara como la vez pasada, pero me daba miedo que se diera cuenta que en menos de dos semanas me había puesto muy arrecha, podría pensar que algo está pasando o que me puede hacer lo que quiera y yo no podría negarme porque fui la que lo incite o le mostré que me excito más cuando me trata como puta. Me empecé a masturbar acariciando mis senos, los tenía tan sensibles que sentía corrientazos cada que me apretaba los pezones, baje una mano a mi vagina ...

 y solo fue tocarme y sentí mi clítoris supremamente duro, me voltee hacia el otro lado para no despertar a mi esposo, me quite mis pantis y mi camisa me estaba frotando riquísimo mi clítoris casi llegaba al orgasmo, era delicioso poderme frotar de esa forma el clítoris casi sentía las ganas de gemir duro, tuve un escalofrió cuando mi esposo me agarro duro la mano que tenía en mi clítoris y como su miembro se abría paso por mi culo sin lubricarlo, sin avisarme, sin pedir permiso, no daba crédito él nunca me había penetrado tan salvaje y menos sin pedirme que lo dejara, de hecho solo habíamos tenido sexo anal dos o tres veces en nuestro matrimonio, la primera vez fue en nuestra luna de miel, pero en ese momento me estaba sodomizando el culo y me hizo pellizcar el clítoris apretando los dedos te tenía en él, cuando sentí sus huevas chocar contra mis nalgas no pude contener el grito mientras mis ojos se abrían como intentando que mi ano se abriera tanto como mis ojos en ese momento, lo saco y volvió a metérmelo sin compasión hasta las huevas otra vez, -que puta eres pensabas masturbarte en vez de pedirme que te follara?, por eso te rompo el culo por ser una puta sucia, y comenzó a darme duro yo gritaba entre jadeos, subió su mano y pellizcaba mis pezones, mira como tienes la cuca de encharcada, pensaste que no te escucharía cuando llegaras al orgasmo?, y mientras decía eso seguía dándome duro en mi culo –perdóname amor pero debiste decirme me duele mucho mi culo, -te aviso cuando ...