Carla, el volcán sexual
Fecha: 30/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... la parada del bus me imaginaba esto, por eso...mmm’. No le dio tiempo a acabar la frase. Con la mano izquierda le quitaba como podía una especie de cinturón que tenía la minifalda, y con la derecha pude tocar la entrada de su coño: rasurada, estaba muy bien depiladito. ‘Perfecto’ pensé. Por fin le quité la puta minifalda. Luego seguí subiendo con las dos manos y alcancé sus dos pechos. Chupé un dedo de cada mano mía y luego se los pasaba por los pezones. Carla empezaba a susurrar cálidos mmm. Mi polla ya estaba muy empalmada y se me salía del calzoncillo, por lo que me lo quité y nos quedamos los dos completamente en pelotas. Cogí la mano de Carla y se la llevé hasta mi pene. Mi pene, todo sea dicho, no era demasiado grande, pero era bastante grueso... Empezó a manosearlo con una mano. Pero ya, por fin, se giró y quedamos frente a frente. Se arrodilló y empezó a chupármela. Al principio, muy despacio: eran largas mamadas, se la metía hasta el fondo de su boca y jugaba con la lengua. Pero luego ya iba cambiando el ritmo; era rapidísimo, yo ya empezaba a jadear un poco. Estuvo unos 4 minutos chupando sin parar. Al final, retiró su boca de mi pene dejándomelo totalmente lubricado... Era mi turno. La agarré por la cintura, la levanté en el aire y la posé en el escritorio después de tirar todo lo que había encima al suelo. Comencé con un apasionado beso, corto pero muy intenso. Luego bajé y llegué al objeto de deseo: su par de tetas. Estuve unos minutos lamiéndole ese par de ...
... globos y succionándole los pezones. Carla ya empezaba a soltar algún que otro ¡oh! y me apretaba la cabeza contra sus pechos. Después pasé a la parte más caliente. Le separé bien las piernas y comencé a comerle la almeja. Ahora sí que Carla empezaba a gemir. Empezaba con el clásico mmmm pero a medida que se la chupaba más fuerte ‘¡sigue!, ¡sigue!, ¡oh! ¡oh!’. Cansado ya de chupar quería saber si Carla era ‘completa’: es decir, tenía buenas tetas, buen culo, coño depilado... faltaba lo que le encontré acto seguido. Introduje dos dedos en su coñito buscando el preciado punto G, y lo encontré: porque tan pronto como lo empecé a estimular empezó a gritar y a gemir como una descosida. Hasta tal punto que pensé que le estaba haciendo daño; por lo que paré unos 3 segundos de acariciarlo; tiempo suficiente para decirme ‘¡más! ¡más!’. Seguí pues con mi tarea hasta que se corrió. Empezó a echar flujo vaginal en abundancia que yo utilizaba como lubricante para acariciarle el clítoris (resbalaba mucho mejor) y ella estalló de placer. Yo me extendí en mi cama; Carlita estaba excitada de más... Se tomó un respiro pequeño sentada en el escritorio: cogió un folio y se limpió el fluido vaginal para no manchar la cama. Yo quedé boca arriba y Carla, después de darle unas pocas mamadas más a mi verga para que estuviera bien dura, se la metió en el coño. Empezó a balancearse lentamente y luego empezó más deprisa. Fue el mejor momento. Para mí, personalmente, no hay nada mejor que ver como se balancean ...