Le fui infiel a mi novio y lo gocé
Fecha: 24/06/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: carmenmosqueda, Fuente: RelatosEróticos
... lo prometes? Apenas acabé de decirlo cuando me llevé a la boca otra vez la bonita verga que tanto placer me había dado. Él ni se inmutó en contestar mi pregunta. Apagó el radio seguramente para escuchar sólo el sonido que salía que mi boca probando su virilidad. No fueron más de unos 15 minutos que duró el trayecto y mi felación. —Ya vamos a llegar, párate. Ahorita que pasemos la entrada, puedes continuar— me dijo mi Dani. Me la saqué y me reincorporé. Daniel se subió el pantalón. Casi por instinto lo primero que hice fue mirarme en el espejo del copiloto y verificar que nada raro me pudiera delatar. Fuera de mi labial casi desaparecido, todo seguía bien. Daniel le mostró al policía de la entrada su credencial para que pudiera ingresar el coche. El reloj electrónico de la caseta del vigilante marcaba las 20:20 horas. Me quedaban 40 minutos para seguir probando “mi dulce” si las condiciones lo permitían. Pero mi príncipe, al parecer, tenía otros planes. Apenas dejamos unos metros atrás la caseta y fui yo la que solita volvió a bajarse a su delicioso vicio. —Hey, jajaja, agresiva te has vuelto— me dijo Daniel. Estaba claro que esa verga me tenía vuelta loca. Estaba agachada así que nadie podía verme, además viernes y a esa hora las personas que aún estaban en la universidad eran muy pocas, las que estaban en el estacionamiento eran menos todavía. Daniel condujo hasta la parte más alejada de la entrada, donde prácticamente sólo alumbraban las luces del coche. —Vi la hora, ...
... príncipe, todavía puedo disfrutar un poco— alcancé a decirle en una breve pausa de mi chupada. Daniel otra vez no dijo nada, estacionó el coche y apagó las luces. Proseguí en mi labor unos 5 minutos más hasta que sorpresivamente me ordenó: —Carmen, pásate para atrás, rápido. Ni pío dije, pensé que atrás estaríamos más cómodos, me bajé del coche y luego volví a ingresar pero por la puerta de atrás. Él hizo lo mismo pero del otro lado. Durante el corto tiempo que estuve afuera del coche aproveché para echar un vistazo y no había rastro alguno de que alguna persona estuviera siquiera cerca. Estando ya los dos sentados atrás, Daniel comenzó a devorarme las tetas, a meterme mano de lo lindo otra vez, a besarme salvajemente y a llevar mis manos a la potente erección que mantenía. Por la intensidad del beso, nos acostamos sobre el sillón trasero del coche y yo quedé boca arriba y Daniel encima de mí. La sensación de su boca y de sus manos recorriendo todo mi cuerpo me puso caliente otra vez. El hábil amante metió ambas manos hasta mis ingles por debajo del vestido y en cuestión de segundos sentí cómo bajaba mis medias de la cintura hasta la mitad de mis muslos. Yo lo dejé hacer, sabía que tenía todavía unos 20 minutos para portarme mal y no los iba a desaprovechar. Después de darse cuenta que no oponía resistencia alguna, Daniel me dedeó de lo lindo entre mis jadeos y mis arqueos de espalda. Mi chico malo besó todo mi cuello y me susurró al oído: — ¿La quieres otra vez, verdad? Yo sé que ...